En Pereira, con la organización logística de la Gobernación de Risaralda, se realizó la jornada del Día Internacional del Orgullo Gay con un desfile que, aunque pasado por agua, no frenó la alegría de miles de personas que hicieron visible la diversidad sexual, recordándole a la sociedad que ellos son una realidad, que están presentes en todos los estamentos, que contribuyen como ciudadanos al desarrollo y que merecen respeto y consideración.
He participado en estas marchas como un acto de solidaridad con una población que ha sido maltratada, perseguida y vulnerada en sus más mínimos derechos. La discriminación que sufre la comunidad LGBTIQ+ es obscena.
Hay sectores de la sociedad que rechazan con vehemencia estas manifestaciones públicas, porque las consideran impúdicas, pero guardan un silencio sepulcral frente al maltratado femenino, el hambre, la pobreza extrema, el abandono de los viejos y la discriminación de los indígenas y afrodescendientes.
Hace 44 años un grupo de homosexuales se atrevió a mostrar públicamente una realidad social y sexual que la sociedad no quería ver, y aun no quiere aceptar. Durante estas cuatro décadas los colectivos han librado una intensa lucha por la defensa de sus derechos y han logrado unos triunfos históricos, los que, sin embargo, están en riesgo, debido a tendencias políticas y jurídicas que tratan de anularlos.
Los partidos radicales y las naciones con regímenes religiosos extremos, aliados en muchas ocasiones con los tribunales de justicia, han lanzado ofensivas en su contra, impidiéndoles el matrimonio, la adopción, el ingreso al ejército, el cambio de sexo y de género, el trabajo en el servicio público, el magisterio, entre muchas otras cosas.
Por fortuna en Risaralda y en Pereira ha habido una apertura mental y política por parte de los gobernantes, que han introducido en sus planes de desarrollo el respeto por la diversidad sexual.
Este paso esencial dado por las autoridades, ojalá pueda reflejarse en la actitud y el comportamiento de la sociedad colombiana, en la cual viven más de medio millón de personas de la comunidad LGBTIQ+, de acuerdo con el DANE, que asegura que el 85% de ellos habitan las ciudades, dos de cada tres tienen una edad entre 18 y 45 años y la mayoría pertenecen a los estratos medios y altos y alcanzan un nivel de educación superior al promedio nacional.
Según la encuesta de mercado laboral de la población LGBT realizada por DANE en 2022, su tasa de desempleo era tres puntos porcentuales mayor que la población heterosexual. La mayor parte del empleo de esta comunidad se da en el sector comercio, la administración pública, la atención en salud y la defensa nacional. También tienen presencia activa en las actividades artísticas, científicas y manufactureras.
@humbertotobon
*Estos comentarios no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy Subgerente de Planeación Regional.