Por JORGE GÓMEZ PINILLA
De acuerdo con la Comisión de la Verdad, la operación Anorí fue realizada por la Quinta Brigada del Ejercito, con sede en Bucaramanga, durante el gobierno de Misael Pastrana. Esta operación comenzó el 7 de agosto de 1973 y se extendió por 42 días con un saldo de 33 guerrilleros muertos y 30 capturados.
En El Unicornio recordamos los 50 años de este operativo, que truncó las aspiraciones del ELN de controlar el Nudo de Paramillo, considerado como una posición estratégica para el despliegue de ese movimiento insurgente. Por este motivo decidimos hablar con Alonso Ojeda Awad, excombatiente de esa agrupación guerrillera.
Alonso Ojeda fue embajador de Colombia en Hungría durante el gobierno de Ernesto Samper, es autor del libro «La huella del tigre», y en la actualidad se desempeña como presidente del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH).
Ojeda recordó que conoció al padre Camilo Torres Restrepo por allá en 1963. “Había llegado a estudiar medicina a la Universidad Nacional de Colombia y la encontré muy convulsionada. El primero que murió fue Uriel Gutiérrez, aventajado estudiante de medicina. Durante una marcha hasta la Plaza de Bolívar para pedir justicia, fueron abaleados o masacrados entre 14 y 15 estudiantes”.
La revolución de Camilo Torres
“En la Universidad habían decidido tumbar dos bustos, uno del poeta ocañero y exdirigente conservador José Eusebio Caro, y otro de Francisco de Paula Santander. Y los derribaron. Camilo había expresado sus opiniones y cuando trataron de expulsar a quienes habían realizado esas manifestaciones, eran unos estudiantes de Medicina que tenían un grupo y un periódico que se llamaba Bisturí, entonces Camilo en el sermón dijo que le parecía injusto que expulsaran a esos estudiantes”.
“Yo hablo con Camilo y él me dice que debemos trabajar por transformar esta sociedad absurda, y me dice: ¿usted sabe cuál es el deber de todo cristiano? Le contesté que era ayudar a los pobres, a los necesitados. Y me dijo que el papel de todo cristiano es ser revolucionario. Luego me preguntó ¿usted sabe cuál es el papel de todo revolucionario? Hacer la revolución, me contestó. Entonces vamos a hacer la revolución”.
Ojeda recuerda que tuvo una relación muy estrecha con el padre Torres, quien quería mucho a los universitarios, en especial al grupo de Medicina. Del mismo modo, narra que se presentó una oportunidad de conocer a fondo la Revolución Cubana y como Camilo era un profundo estudioso de las realidades y de los procesos revolucionarios, seleccionó a un grupo de estudiantes para que fueran a la isla y la conocieran a fondo. “Nos fuimos, pero con tan mala suerte que el 15 de febrero, estando en medio del estudio de la Reforma Agraria, nos informaron que el padre Camilo Torres había muerto en un combate con las Fuerzas Militares, para nosotros fue un desconcierto total, una tristeza profunda, decidimos suspender nuestra visita y el estudio que estábamos realizando y regresamos al país para asumir las tareas que como revolucionarios consideramos que había que hacer”.
Con el paso del tiempo, Ojeda fue asumiendo tareas y responsabilidades e hizo parte de la red urbana del ELN. “Somos detenidos y quedo preso. Cuando estamos allí, somos informados del desarrollo de una operación que en lugar de apuntar hacia el éxito, comienza a apuntar hacia el fracaso. Se conocen muertes de guerrilleros que acompañaban a Manuel Vásquez Castaño, quien era el gran dirigente y el hombre más brillante del ELN”.
“Él estaba con su hermano Antonio, el seudónimo de Manuel era Jerónimo y el de Antonio era Emiliano. Fue todo un operativo inmenso que montaron la Fuerza militares. Los dos hermanos habían aumentado el número de vinculados como guerrilleros, con una serie de armas que les estaba suministrando la guerrilla urbana y que se traían desde Panamá”.
La operación Anorí
Ojeda narró de la siguiente manera lo que sucedió en esa operación: “El Ejército reprimió fuertemente el intento del ELN de tomarse Anorí y más bien lo que inician es un proceso de replegarlos. Para hacer la toma de Anorí con todo ese frente, los dos hermanos tuvieron que sacrificar muchos elementos vitales de seguridad. Uno, dejar la serranía de San Lucas que los protegía, dejarla atrás y salieron a la zona llana, luego de cruzar dos ríos. El Ejército mete una operación con infantería de marina que permite recoger todas las canoas, todas las lanchas, recoger a los campesinos y entonces los enfrenta el Ejército”.
«Llegan a un punto donde era posible ya cruzar y llaman a un campesino para que les ayude, el campesino dice que sí, pero los traiciona y él le avisó al Ejército. De esta manera el Ejército los embosca y cuando salen los compañeros para tratar de cruzar, para seguir buscando los nacederos de los ríos, allí los acribillan”.
“Ese frente de Manuel tenía mucha fuerza política e ideológica, porque con Manuel Vásquez sí había un análisis del proceso. Él decía que no podíamos caer en una lucha campesinista, sino que el ELN debía ser una vanguardia para que se articulara la clase obrera y toda la población colombiana. Era muy lúcido porque era marxista, eso le daba la capacidad de ser muy lúcido”.
“Pero a él también lo engañaron, porque la red urbana también le mostró cosas que no eran ciertas, como plantearle que estábamos al borde de la insurrección general. Manuel podía llegar hasta Puerto Valdivia, ese era el plan después que se tomaran Anorí, llegar a Puerto Valdivia donde pasa la carretera principal, y allí dividir al país y desde allí llamar a la insurrección a los obreros en Medellín, en Cali y en Bogotá. Pero eso no era cierto, era más el producto de elucubraciones teóricas. Cuando se hacen análisis fuera de la verdadera realidad, el resultado es el fracaso”.
“El ELN no sacó ninguna conclusión porque al mando estaba Fabio Vásquez Castaño, que era una persona militarista, autocrática, lejos de cualquier raciocinio democrático. Eso más bien en lo que terminó fue en un doloroso fusilamiento. Ricardo Lara Parada fue fusilado en Barrancabermeja. Fue fusilado por buscar un camino diferente a la lucha armada para acceder a los puntos de control del Estado, algo como lo que hizo Petro”.
El replanteamiento
“Medardo Correa y yo, con otro grupo de compañeros, levantamos una bandera en vista de ese caos, la bandera del replanteamiento. Nos acompañaron personas como Enrique Santos Calderón, Jorge Restrepo, Antonio Caballero, recuerdo que nos reuníamos con ellos porque sentíamos que era el momento de darle una vuelta a eso y pasar a ganar espacios políticos. Jaime Bateman también le apostaba a esto, logramos hablar además con Manuel Marulanda Vélez, allá en las profundidades de Sumapaz. Él estaba de acuerdo, pero volvió esa política de los fusilamientos. Es decir, no había ningún espacio para un debate político sano y fraternal”.
El proceso de paz
Sobre las negociaciones de paz que adelanta en la actualidad el gobierno con el ELN, Ojeda sostuvo que “considero que si no aprovechan esta oportunidad única que un hombre como Petro les da en la concepción de construir nuevos modelos para ganar en el proceso político y económico de la nación, pues estamos en nada. Es decir, es la última oportunidad para el ELN”.
“Esperemos que el ELN se dé cuenta del momento que está viviendo, que debe aprovechar estos instantes magníficos para responder a la mano que les da el presidente Petro y avanzar en la construcción de los nuevos espacios que requiere la paz colombiana”.
@alonsoojedaawad