Teniendo en cuenta el interés periodístico que reviste la entrevista -en realidad interrogatorio a mansalva- que doña Vicky Dávila sostuvo en su última edición con el aspirante a la presidencia por tercera vez, Gustavo Petro, este artículo se construye en un servicio informativo para los lectores de El Unicornio: se suministra un resumen de lo más destacado, acompañado de un breve esbozo analítico.
Al comienzo de la entrevista las respuestas de Petro son breves, como quien despacha unos pasabocas de maní y pistachos, pero va adquiriendo intensidad y densidad a medida que se recrudecen los ataques de la periodista contra su entrevistado, hasta un punto en que la charla se vuelve monótona, como cierto combate de Homero Simpson contra Rufo Tatum en que este golpeaba de modo inclemente el rostro de Homero sin que lograra enviarlo a la lona. (Ver combate).
Es evidente el propósito de sembrar temor por parte de la directora de una revista hoy en poder de una familia de banqueros, pero el temor que quiere sembrar no es entre los lectores comunes sino entre empresarios, industriales y banqueros, pues muchas de las preguntas -sin importar las respuestas del entrevistado- apuntan al refuerzo propagandístico de la imagen que el uribismo quiere sembrar sobre Petro para que esa misma clase empresarial ponga todo lo que esté a su alcance para impedirlo. Por ejemplo:
V.D.: Usted ha sido muy crítico de los grupos económicos, de los bancos. Si Gustavo Petro es presidente, ¿qué pasa con Luis Carlos Sarmiento Ángulo, el hombre más rico de Colombia? ¿Y qué pasa con la organización Ardila Lülle?
G.P.: Que pagan sus impuestos de acuerdo a la ley.
V.D.: ¿Pasaría algo más?
G.P.: No. ¿Qué más va a pasar?
¿Mordió Petro el anzuelo cuando aceptó concederle esa entrevista a Semana, sin considerar que pudiera tratarse de una encerrona? ¿Fue incorrecto de su parte haberse levantado el asiento después de que la entrevistadora en aleve ánimo provocador lo trató de hampón, o actuó este con la dignidad que requería tan enojosa y embarazosa situación? El tiempo -o El Tiempo- lo dirán.
Al principio las cosas comenzaron bien, estas fueron las primeras preguntas con las respuestas breves de Petro:
V.D.: Si las elecciones fueran hoy, usted sería el presidente de Colombia. ¿Está de acuerdo?
G.P.: Sería altamente probable. Que eso no ocasione miedos. Sería un cambio y al cambio no hay que tenerle miedo.
V.D.: ¿Usted le diría eso a la gente: no tengan miedo de Gustavo Petro?
G.P.: Nosotros lo que proponemos es el desarrollo de un capitalismo productivo, de generación de riqueza pero también de distribución de esa riqueza. A eso no hay que tenerle miedo.
Pronto Vicky comienza a indagar repetidamente en la amistad de Gustavo Petro con Hugo Chávez y supuestos vínculos actuales con el régimen de Nicolás Maduro.
V.D.: Algunos lo ven a usted como el Hugo Chávez colombiano. ¿Qué piensa de eso?
G.P.: Hay una persona que se parece muchísimo, aunque desde otro espectro ideológico, a Chávez.
La periodista reitera luego con otras preguntas del mismo calibre: ¿O sea que usted no se parece a Hugo Chávez?; Pero usted era amigo de Hugo Chávez; ¿Cómo recuerda su último encuentro con Chávez?; ¿Se considera admirador de Chavez; ¿Hoy reconoce que Chávez y Maduro acabaron con Venezuela?; En todo caso, los que acabaron con Venezuela fueron Chávez y Maduro, no se destruyó sola.
Luego vienen varias preguntas sobre Maduro y sus posibles vínculos con el narcotráfico, a lo cual en un momento Petro responde: “Estamos patinando en lo mismo porque quieres conducirme a decir que yo soy amigo de Maduro. Y no soy amigo de Maduro”.
En cuanto a la legalización de la marihuana, Petro expresó: “El tema de la marihuana es una estupidez mantenerlo en la clandestinidad, para que los familiares de expresidentes hagan los negocios de exportación de marihuana legal, y en cambio les echen bombas a los campesinos y a sus hijos que producen marihuana en el Cauca”.
Ante lo cual, Vicky contrapreguntó:
V.D.: ¿Cuáles familiares de expresidentes?
G.P.: Pida el listado de organizaciones que tienen licencia.
V.D.: ¿Pero usted sabe quiénes son?, cuéntenos.
G.P.: En este momento no es mi deber. Lo único que le puedo decir es que el listado de quienes sí pueden exportar tiene como beneficiarios a amigos del poder político.
Luego le preguntó sobre su impresión de que exmiembros de las Farc estén en el Congreso y no pagando sus crímenes.
V.D.: ¿Cómo ve usted que los exlíderes de las Farc hoy sean congresistas y no hayan pagado por sus crímenes? ¿Le preocupa?
G.P.: Yo lo que creo es que con el Gobierno de Duque lo que ha habido es una destrucción del proceso de paz. Del lado de las Farc, un fortalecimiento de la salida armada, las llamadas disidencias, fueron construidas. El Gobierno quería tener a la guerrilla armada porque es su excusa para ganar votos. Es perverso, pero es así.
V.D.: También se destruye porque no hay justicia. Hace cinco años se firmó un acuerdo. Y hoy esas personas están legislando para colombianos que nunca han cometido un solo delito. La justicia es fundamental en un país.
G.P.: No digo que no, pero una justicia integral. Pero no estás viendo lo que hizo Néstor Humberto Martínez con la JEP, o con el proceso de paz. ¿Creen que un proceso de paz se salva con un NH creando testigos falsos y entregando cocaína para acusar a quienes firmaron la paz? Yo le pude demostrar al país el grado de perversidad por un uso político en la intención de destruir un proceso.
En cuanto a los hombres más ricos del país Vicky le preguntó.
V.D.: Le hago una confesión. A veces, cuando uno lo escucha hablar de ellos, de los Ardila Lülle, de los Sarmiento, uno tiene la sensación de que usted no los quiere mucho. ¿Le hicieron algo?
G.P.: Lo que pasa es que vivimos en un país que es el cuarto más desigual del mundo. Y los hombres más ricos de América no hacen nada por corregir eso, sino que día tras día devoran más y más. No es el producto de su trabajo.
Sobre el asunto del Petrovideo, así respondió.
G.P.: Este proceso judicial es de Néstor Humberto Martínez. Él es artífice de la entrega de este video, que era privado; no público. Estaba en su computador en su casa. ¿Cómo llegó a manos de Paloma Valencia? Pues a través de un delito. Y eso se hizo en medio del debate contra Néstor Humberto Martínez, contra la corrupción de él y de Odebrecht. ¿Para qué?, para taparla. Él (Juan Carlos Montes) no tenía ninguna boleta de captura, y por las amenazas a sus hijas tuvo que salir del país. Después de que sale del país le montaron un proceso, por unos hechos sobre los cuales ya había sido exonerado, con la única intención de traer a Montes a Colombia, como si él fuera un narcotraficante. Él (Montes) tiene un derecho que le está siendo reconocido en este momento, que es el del asilo. Este proceso nada que tiene que ver con el Petrovideo. El Petrovideo, de acuerdo con el Consejo Nacional Electoral, que está compuesto por enemigos nuestros, determinó que no había ningún hecho irregular allí.
V.D.: ¿Usted cree que él es una víctima?
G.P.: Claro. Néstor Humberto Martínez es un mal tipo. Según mi opinión, es un delincuente al servicio de intereses económicos muy poderosos. Ha hecho meter presos a los abogados que competían con él por negocios, como a Alex Vernot. Los enfermó. Casi lo mata. Es un personaje siniestro.
Después, con insistencia y a pesar de que Petro ya había contestado que las reformas que él quiere no se podrían hacer en un solo Gobierno y que para eso se hace un Pacto Histórico, con el fin de que otros gobiernos sigan las reformas, Vicky, sin querer entender, le pregunta varias veces si él entregaría el gobierno cuatro años después. Petro al final le responde: “¿Tú creías que Uribe se iba a reelegir cuando estaba prohibido en la Constitución nacional?”.
Después de recordarle su paso por el M-19 y la muerte del sindicalista José Raquel Mercado, Petro le dice a Vicky: “Me tienes de amigo de Maduro. Me tienes de expropiador. Me tienes de asesino de Mercado. Me tienes de auspiciador de la toma del Palacio de Justicia, porque fui del M-19. No señora. Eso no es cierto. Usted está haciendo una estrategia de tipo electoral, que es precisamente causar miedo. Porque yo no tengo que ver con José Raquel Mercado, ni mi papel en el Palacio de Justicia fue armado, ni tengo que ver con el Palacio de Justicia porque me estaban torturando. Ni tengo que ver con Maduro, porque nunca he tenido ningún tipo de relación con él. Usted quiere construir una historia. Es la historia que les conviene a ustedes, porque quieren hacerle la campaña al que diga Uribe. Pero yo no tengo por qué dejarme calumniar. Y espero que estas palabras puedan salir al público”.
Dávila lo confrontó y reiteró su afirmación. “Usted perteneció a un grupo delincuencial”, pero Petro respondió diciendo que él estudió Derecho y asegurando que “la rebelión no es un delito común. Es un delito político”.
“Se tomaron el Palacio de Justicia y mataron gente”, insistió Dávila.
Petro respondió reclamándole que no hiciera parecer “lo que es una rebelión como si fuera un grupo de hampones. Lo que usted tenía en el M-19 eran políticos jóvenes”.
“No. Eran hampones”, dijo Dávila, y el ambiente de la entrevista comenzó a caldearse.
“No eran hampones. Eran rebeldes, revolucionarios”, respondió Petro.
“Sí eran hampones”, recalcó la periodista.
“¿No les gustan los revolucionarios?”, preguntó Petro. “Díganlo. Pero digan cómo somos”.
“Eran hampones”, volvió a decir Dávila. Ante esto Petro respondió: Bueno, Vicky, entonces usted no tiene por qué entrevistar a un hampón. La libero de esto.
Luego vino la última parte de la entrevista.
V.D.: Senador, usted hizo la paz y quiere ser presidente.
G.P.: “No. La paz no se habla con hampones, señora. Eso fue lo que hizo Uribe. La paz no se construye con hampones, porque entonces el Gobierno es un hampón, que fue lo que hizo Uribe con los paramilitares. Usted tiene que diferenciar qué es el derecho a rebelarse contra un Estado tiránico o la cofradía con el Estado para masacrar a la población. Es la gran diferencia entre Bolívar y Hitler. Y no lo ha entendido. Y yo no estoy al lado de Bolívar, pero soy de esa escuela. Otros están del lado de Hitler. No es similar Bolívar a Hitler, así hayan usado las armas. Porque Hitler es un hampón desde el Estado y Bolívar es un rebelde. Y una generación de colombianos fuimos rebeldes. Entonces no me diga hampón, porque no lo soy. Gracias, muy amable”.
En este punto, el senador cortó abruptamente la entrevista.