El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Retrete, para recordarnos que este espacio esencial en el centro de nuestras vidas debería ser seguro y no suponer un riesgo. No obstante, el saneamiento de miles de millones de personas corre peligro a causa de los conflictos, el cambio climático, los desastres y la falta de cuidado.
Una de las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible es lograr retretes seguros para todos en 2030, pero el mundo está muy lejos de alcanzarla.
3.500 millones de personas siguen viviendo sin servicios de saneamiento gestionados de forma segura, entre ellas 419 millones que defecan al aire libre.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada día mueren unos 1.000 niños menores de cinco años debido al agua insalubre, el saneamiento deficiente o la falta de higiene.
Es fundamental adoptar medidas más rápidas para mejorar y proteger el acceso de las personas al saneamiento con miras a construir un mundo más justo y pacífico.
Los retretes corren peligro
Los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y los desastres pueden destruir, dañar o interrumpir los servicios de saneamiento.
Cuando las instalaciones sanitarias no funcionan o no existen, los desechos humanos sin tratar se vierten al medioambiente, lo que propicia la propagación de enfermedades mortales como el cólera.
Los gobiernos deben velar por que los servicios de saneamiento y abastecimiento de agua sean resilientes, eficaces y accesibles a toda la población y estén protegidos contra daños.