Por HUMBERTO TOBÓN
Si la clase media se derrumba, se derrumba la economía. Y esto es lo que está ocurriendo en Colombia. El estrato medio se redujo en 4,7 puntos porcentuales en 2020, lo que se tradujo en 2,2 millones de personas que entraron a engrosar de inmediato la franja de pobreza nacional. A ellos se sumaron 0,6 millones de personas de la clase media-baja, los denominados “vulnerables”.
Colombia tenía en 2019 alrededor de 14,7 millones de personas en la clase media (30,1%), pero en 2020 la cifra cayó a 12,5 millones de personas (25,4%). Mientras que en vulnerabilidad figuraban 15,6 millones de personas (32%) en 2019 y en 2020 fueron 15 millones (30,4%).
Esta situación se produjo por una drástica caída en sus ingreso, que tuvo como efectos directos no sólo el aumento de la pobreza, sino también una descolgada de 6,8% de la economía colombiana en 2020, aupada, igualmente, por el crecimiento de 5,5 puntos porcentuales de la pobreza extrema, que pasó de 4,7 millones de personas, a 7,4 millones.
Tener 2,8 millones de personas que salieron de las clases media y vulnerable por no tener suficientes ingresos y que entraron a la franja de la pobreza, sumadas a 0,2 millones que salieron del estrato alto, ha significado menos consumo y menor pago de impuestos, lo que conlleva efectos negativos sobre la economía y las finanzas públicas, tal como ocurrió el año pasado y que muy seguramente se repetirá en 2021, aunque de manera menos crítica.
Un panorama social tan difícil, evidentemente no resiste la imposición de nuevas o mayores cargas tributarias, especialmente si ellas van dirigidas a la clase media, que se está desmoronando y a una porción de los vulnerables, clasificados en el estrato tres, que están caminando sobre una franja que podría lanzarlos hacia la pobreza, sin muchas posibilidades de salir de allí en el corto plazo.
Las 27,2 millones de personas en las clases media y media baja (3,1 millones de personas menos que en 2019), representan hoy el 55% de la población, sobre cuyos hombros está la mayor parte del pago de los impuestos indirectos como el Iva, consumo y transacciones financieras; y los impuestos directos como renta, industria y comercio, predial y de vehículos para una parte de ellos.
Los estratos medios, que en la clasificación del DANE son medio-bajo, medio y medio alto, no reciben ningún tipo de ayuda del Estado. No tiene subsidios monetarios ni materiales. Un significativo número de hogares de los estratos tres a cinco son liderados por padres que poseen educación superior, viven en casa adquirida mediante hipoteca, están empleados o son profesionales independientes, cuentan con seguridad social, los hijos asisten al sistema educativo y se movilizan en vehículo propio (carro o moto).
En 2020 el desempleo creció de manera alarmante, al igual que el cierre de empresas, en tanto los informales perdieron la mayor parte de sus ingresos, lo cual llevó a que la clase media esté erosionada, con muchos riesgos y poco futuro.
*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, entidad de la cual soy Subgerente de Planeación Regional.