Este es la “joyita” que investiga a Petro

Álvaro Hernán Prada Artunduaga es el magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE) que está al frente de la investigación por la posible violación de topes en la campaña Petro presidente.

Más allá de si el fuero presidencial fue o no tocado, como asegura Petro por el Consejo de Estado al momento de zanjar las dudas sobre la potestad del CNE para juzgarlo, la presencia de Prada vicia el proceso por dos elementos que jurídica y políticamente deberían de servir para que el consejero de la autoridad electoral abandone dicha tarea de juzgamiento.

El primer elemento es la evidente animadversión contra Petro por parte del mandadero de Uribe, motivo por el cual debió declararse impedido; y el segundo, su condición sub judice, pues está llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia (CSJ), acusado de participar en el soborno a testigos en compañía del ‘abogánster’ Diego Cadena y del mismo Uribe.

Prada no actúa con el interés genuino de encontrar la verdad en torno a los recursos allegados a la campaña presidencial. Su único interés es golpear al gobierno, mancillar la dignidad presidencial y debilitar el fuero que protege al presidente de la República.

Justamente, la presencia de Prada bajo esas circunstancias ético-políticas y jurídicas le restan credibilidad a lo actuado hasta el momento por el CNE, entidad que responde a las lógicas siempre enrarecidas de los partidos políticos. Por ser una entidad política y no técnica, agentes como Álvaro Hernán Prada terminan por ensuciar la ya guarrada historia del ente electoral.

Tanto que el uribismo habla de respetar la institucionalidad, y lo primero que hizo Uribe cuando cobardemente Prada renunció a su curul en la Cámara de Representantes, fue regalarle a Prada un asiento en el CNE, para frenar la acción de la Sala de Instrucción de la CSJ que ya lo investigaba y que luego lo llamó a juicio. La llegada del exrepresentante a la máxima autoridad electoral constituye una burla a la justicia y la confirmación de que en Colombia todo proceso legal se puede torcer, dilatar y ralentizar hasta que se venzan los términos.

Actuaciones como las de Prada y los partidos políticos que apoyan su iniciativa de afectar al gobierno Petro confirman que el sistema político e incluso los propios pesos y contrapesos de la democracia, amparados por la Constitución de 1991, devienen ajustados a las lógicas partidistas, lo que permite abrir espacio a arreglos y transacciones subrepticias que terminan siendo una guasa a la justicia y a la institucionalidad.

@germanayalaosor

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