El hecho de que en 2025 arranque la campaña electoral para elegir presidente y miembros del Congreso de la República en 2026, se convierte en un elemento que tendrá efectos perturbadores sobre el comportamiento de la economía.
Normalmente durante un año preelectoral se generan grandes expectativas y movimientos políticos que crean una fuerte incertidumbre sobre la pertinencia de la inversión, debido a que proyectos esenciales relacionados con el gasto público, se van ralentizando y decisiones urgentes que deben pasar por el tamiz del Congreso, normalmente quedan en el congelador.
Durante el año que recién comienza, muchas de las inversiones que tenía previstas el gobierno nacional se suspenderán o se aplazarán, debido al déficit fiscal, que algunos economistas y centros de pensamiento han calculado en una suma superior a los 30 billones de pesos.
El recorte de la inversión no solo afectará proyectos nacionales, sino que dejará en el limbo muchas iniciativas de carácter departamental y municipal, que aspiraban contar con el financiamiento del presupuesto general. Y miles de familias no podrán acceder a subsidios que les permita, por ejemplo, obtener una vivienda o algunas hectáreas de tierra. En tanto, artistas, deportistas, centros de educación e investigadores, por solo mencionar algunos sectores sociales, difícilmente tendrán el apoyo gubernamental.
2025 también le traerá a Colombia el reto de enfrentar las políticas del gobierno Trump, que amenaza con ser mucho más radical que en su primer periodo, y donde los que se verán más afectados serán aquellos países gobernados por la izquierda y los millones de personas que, sin importar su estatus migratorio, corren el riesgo de ser devueltos a sus países de origen.
Además, Trump no gusta del discurso ambientalista, es proteccionista al extremo y castigará impositivamente las remesas. Estos temas son importantes para Colombia y su impacto negativo podría ser mucho más amplio de lo que inicialmente se supone. Los efectos adversos sobre sus vecinos poco le interesan al nuevo Presidente de Estados Unidos, que difícilmente detendrá su mirada en Latinoamérica, con excepción de México.
Y en este escenario de expectativas para 2025, es evidente que los empresarios privados tienen muchas preguntas, aun sin resolver, lo que los hace recelosos de asumir inversiones de riesgo en campos tan estratégicos como el agropecuario, la construcción y la manufactura.
Finalmente, la seguridad sigue siendo un tema álgido, que no sólo tiene que ver con el conflicto de las grandes bandas delincuenciales y reductos guerrilleros, sino con la seguridad ciudadana, que evidencia un deterioro acelerado, que parece no detenerse.
@humbertotobon