En sus días de combatiente Carlos Arturo Velandia, conocido como ‘Felipe Torres’, llegó a ser miembro del Comité Central (COCE) del Ejército Nacional de Liberación (ELN). Hoy, en carta abierta al nuevo gobierno, al designado Alto Comisionado para la Paz (Danilo Rueda), al rector de la UIS (Hernán Porras) y a los dos actuales comandantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Antonio García y Pablo Beltrán, propuso un “cese bilateral del fuego y de hostilidades”, sustentado en que “el argumento de que el uso de las elecciones como arma política era inviable, ha quedado en el pasado. La victoria del Pacto Histórico así lo demuestra”.
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SEÑORES
GUSTAVO PETRO URREGO
Presidente Electo de la República de Colombia
DANILO RUEDA
Alto Comisionado para la Paz Designado
HERNÁN PORRAS DÍAZ
Rector de la Universidad Industrial de Santander – UIS
ANTONIO GARCÍA
Primer comandante del Ejército de Liberación Nacional – ELN
PABLO BELTRÁN
Segundo comandante del Ejército de Liberación Nacional – ELN
Con sentimiento patriótico los saludamos, en momentos en que el país se apresta a iniciar un período de gobierno, comprometido con la terminación del conflicto armado interno, en el marco de la iniciativa programática del movimiento Pacto Histórico denominada La Paz Total, para proponerles un diálogo epistolar sobre la necesidad de parar definitivamente las violencias y de abrir las puertas al desarrollo y la justicia social en todo el país, iniciando por los territorios y sectores más golpeados por el conflicto interno, las desigualdades y las inequidades, en vía a un cambio que realmente permita vivir a nuestro pueblo en forma digna.
Quienes signamos esta misiva fuimos dirigentes de AUDESA, activistas estudiantiles y en su mayoría egresados y exalumnos de la UIS, la misma universidad en la que cursaran sus estudios universitarios miembros fundadores del ELN, tales como Víctor Medina Morón, Reynaldo Arenas, Jaime Arenas Reyes, Ricardo Lara Parada, Iván Calderón Tarazona, y otros tantos, que al igual que los actuales Primero y Segundo Comandantes de esa Organización; tuvimos la fortuna de cursar estudios superiores en una universidad pública y compartir espacios, aulas, pupitres y el campus universitario, en la formación profesional y en la lucha por una educación pública de calidad, y por un mejor país.
Allí nos conocimos y transitamos caminos comunes, pero también caminos diferenciados: Antonio y Pablo junto con otros asumieron la lucha armada y otros, la mayoría, por cualquier circunstancia, nos quedamos en la lucha política sin armas, pero sin claudicar en nuestras ideas y propósitos de la necesidad de un cambio.
Hoy, luego de 58 años de conflicto armado interno, tenemos por balance a una sociedad duramente castigada por múltiples violencias, dividida por grandes inequidades, conflicto en el que la lucha armada, si bien pudo haber tenido vigencia en sus comienzos, como la historia lo demostró en casos triunfantes, se muestra agotada por los múltiples cambios socioeconómicos locales y por la geopolítica, que también ha jugado su papel, además de la arremetida de las clases dominantes en todos los terrenos de la lucha de clases, incluyendo el mediático, donde el desprestigio de la insurgencia ha jugado un papel importante ayudado en esta parte por sus propios errores políticos, que deberán ser asumidos autocríticamente en su oportunidad. Además, la apertura de la lucha electoral en condiciones diferentes a las que teníamos 50 años atrás, ayudada por el espacio político abierto por la Negociación de Paz en el proceso dado con las FARC EP, permitió al Movimiento Popular llegar a instancias de gobierno, defenestrando temporalmente a las élites oligárquicas y dando a los movimientos populares un aire que les permita tener aspiraciones para vivir sabroso.
Ya la argumentación de que el uso de las elecciones como arma política era inviable, ha quedado en el pasado. La victoria del Pacto Histórico así lo demuestra. También la afirmación de que el que escruta elige ha sido superada por la presión social y la vigilancia de la Comunidad Internacional para que las elecciones sean limpias y legítimas. Hoy es posible que un exguerrillero sea presidente de la república por voluntad popular. Hoy es y será posible implementar programas de gobierno progresistas y de gran compromiso social.
Esta nueva situación, tras 200 años de vida republicana, se constituye en una gran victoria de los clamores sociales que se han levantado desde las luchas populares a lo largo de nuestra historia. Hoy son tiempos de construcción y de superación de la confrontación violenta. Hoy son tiempos de reconciliación y de avenimiento, son tiempos de diálogo democrático y constructivo, para hacer paz, para promover desarrollo, para cuidar el planeta, para que haya trabajo para todos, para que la educación sea para todo el pueblo y gratuita y para que no falte el pan en las mesas de los colombianos.
Nosotros, en nuestra condición de exalumnos de la UIS, los invitamos a que la Universidad sea excluida de manera definitiva como espacio para la confrontación armada, que sus campus sean reconocidos como territorios de paz y de lucha ideológica y para el cultivo de saberes y ciencia; así como también para propiciar el acercamiento entre las partes del conflicto y como espacio para futuros diálogos sociales por la paz.
Antonio y Pablo, creemos que a la UIS y a su comunidad académica nos asiste una autoridad moral para instarlos a dar los pasos definitivos hacia la solución política del conflicto, en el entendido de que es del resorte exclusivo del Gobierno Nacional y del ELN cerrar el conflicto armado, al igual que lo es para la sociedad la construcción democrática de la Paz.
Por tal razón proponemos:
Al ELN: Mantener un intercambio epistolar sobre la paz ahora, en el nuevo contexto político del país y de la región, de cara al presente y con vistas al futuro, pero sin dejar de mirar al pasado donde queda una inmensa estela de sangre, desgarraduras y dolor, que no deben repetirse jamás.
Al presidente Gustavo Petro: Que incluya en la delegación de paz del gobierno, al menos dos de quienes suscribimos esta misiva, para coadyuvar al buen hacer de la paz y para la obtención de un acuerdo de paz justo y duradero.
Al Gobierno Nacional y ELN: Que el cese bilateral de fuegos y hostilidades sea mediante la concurrencia de las voluntades y decisiones unilaterales de cesar los fuegos, manifestadas pública y abiertamente ante la sociedad y la Comunidad Internacional, con el pedido explícito a la Conferencia Episcopal Colombiana de realizar el monitoreo sobre el cumplimiento. Podría el ELN iniciar el 7 de agosto, para que la transmisión del mando entre el gobierno actual y el nuevo gobierno transcurra sin inconvenientes y en medio de un ambiente auspicioso que refuerce la ilusión de los colombianos. El gobierno Nacional el día 8 de agosto podría ordenar en reciprocidad el cese de ataques a campamentos en los territorios donde actúa el ELN. De este modo el país tendría un cese bilateral con vigencia inmediata que sea punto de partida para el proceso de diálogo y negociación respectivo.
Al Rector de la UIS: Generar y proyectar una iniciativa institucional que permita a la Comunidad Universitaria participar activamente en la construcción de paz para todos, desde un enfoque ciudadano y con pertinencia académica e histórica.
Fraternalmente,
Carlos Arturo Velandia (‘Felipe Torres’)