Por GERMÁN AYALA OSORIO
El ejercicio periodístico está pensado para pulsar al poder. Y claro, para informar y generar opinión en las audiencias. De cuando en cuando la justicia, apoyada en informes de la prensa, abre líneas de investigación a partir de las fuentes consultadas por los periodistas o las pistas que se señalan en los relatos periodísticos.
Lo que viene haciendo la revista Cambio Colombia en relación con las acciones y decisiones tomadas por el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, se enmarca en lo arriba descrito. Los frutos de ese ejercicio periodístico, acucioso y serio, son claros: de un lado, la evidente molestia del fiscal Barbosa, cuya imagen negativa crece a la enésima potencia; y del otro, las reacciones del mismo personaje, quien usa la imagen de la Fiscalía para defenderse de las denuncias periodísticas.
En el enfrentamiento entre Cambio y el fiscal general de la Nación termina debilitada la institucionalidad y fortalecido el periodismo en su tarea de molestar al poder. Eso sí, pierde la justicia y gana el mal ejemplo, porque Barbosa parece intocable, como si se tratara del mismísimo presidente de la República.
El suceso de las maletas que la esposa del Fiscal sacó de las instalaciones de la Fiscalía y que no ha podido explicar (¿hurto vulgar al amparo de la noche?), el asunto de la sobre protección de sus mascotas a cargo de fiscales o investigadores judiciales, el haber sacado al fiscal delegado ante la Corte Suprema que llevó a juicio y pidió condena contra el hermano de Álvaro Uribe Vélez…
Y ahora un presunto abuso de poder de Barbosa, consistente en pagar al personal de servicio de su casa con recursos públicos, y esto se da con un funcionario ya de salida. Dentro de la Fiscalía, empleados cansados de las maneras como Barbosa hace uso de su incontrastable poder. La segunda, que Cambio no solo tiene acceso a esos funcionarios, convertidos en sus fuentes, sino que tiene como interés periodístico y político tratar de tumbar al Fiscal o por lo menos desprestigiarlo, de cara a futuras aspiraciones de Barbosa. Se dice que aspiraría a ser presidente de la República, como carta del llamado uribismo.
En este agrio enfrentamiento entre Barbosa y Cambio gana el periodismo, se consolida la idea de que su ejercicio fundamental está en molestar a los poderosos. Y esta regla la están cumpliendo a cabalidad los periodistas de la revista. Pierde Barbosa, porque su inefable ego se resiente cada vez que Cambio publica denuncias salidas de las mismas entrañas de la Fiscalía. La institucionalidad derivada de las acciones del fiscal general sale mal librada, hasta el punto de que la ciudadanía no confía en la fiscalía general de la Nación.
Desde los tiempos de Luis Camilo Osorio y Martínez Neira, la imagen del ente investigador se cae a pedazos. De todo lo anterior, el mal ejemplo institucional aporta a la consolidación del imaginario colectivo de que la justicia es para los de ruana y el poder es para dar rienda suelta a caprichos personales, para devolver favores político-electorales. Sacar al fiscal que acusó al hermano del expresidente Uribe Vélez y el haber asumido la defensa institucional del 1087985 en el proceso que se le sigue por fraude procesal y manipulación de testigos, son pruebas claras de que Barbosa está pagando favores directamente a su amigo el hoy expresidente Iván Duque e indirectamente al Gran Imputado.
Barbosa ya casi termina su periodo. El presidente Gustavo Petro tiene la oportunidad, pero también la obligación moral de enviar a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) una terna compuesta por penalistas serios y formados. No puede el país darse el lujo de poner en la Fiscalía a cualquier abogado pica pleitos. La CSJ tendrá la oportunidad de resarcir en algo el daño que le hizo al país al escoger a Francisco Barbosa.
En el enfrentamiento entre Cambio vs Barbosa se responden con claridad dos preguntas: para qué sirve el poder y cuál es el deber máximo de la prensa. Pero también quedan expuestos los colegas de otros medios que no replican los hallazgos de los periodistas de Cambio bien por miedo o porque hacen parte de ese ethos llamado uribismo.
@germanayalaosor
* Imagen de portada, tomada de Pluralidad Z.