Por GERMÁN AYALA OSORIO
No debería de sorprendernos los millonarios saqueos a los dineros de la paz y la implementación del Acuerdo de Paz, ni los otros escandalosos casos de corrupción pública y privada ocurridos durante el desgobierno del fatuo, infantil, retador, obsecuente e inepto Iván Duque Márquez. Y no hay cabida a sorpresa alguna porque tanto a Duque como a los funcionarios comprometidos en los desfalcos, los guía el ethos mafioso uribista. Parece que olvidaron que Duque fue puesto en el solio de Bolívar por Álvaro Uribe Vélez, quien con la ayuda de las empresas mediáticas y sus periodistas, vendió la idea de la “austeridad”, cuando fue uno de los gobiernos más corruptos en la historia reciente del país. Baste recordar lo sucedido con la política Agro Ingreso Seguro (AIS) para entender la lógica mafiosa que logró naturalizar el hoy imputado y reseñado con el número 1087985. Como la memoria es frágil y selectiva, huelga recordar que Uribe recibió 3 mil millones de pesos de la misma política AIS, dinero destinado para construir un distrito de riego en su hacienda El Ubérrimo.
Los indicadores macroeconómicos que deja la administración Duque al nuevo gobierno son negativos. La pregunta es: ¿gobernará Petro con el espejo retrovisor? Lo más aconsejable es que no lo haga, a pesar de que el saliente “presidente” no solo dejó la olla raspada sino desfondada. Nombraré algunos: crecimiento de la deuda externa (48,89% del PIB); devaluación del peso del 43,5%, inflación del 9,23%, el desempleo global del 11,2% y una informalidad laboral del 44,7%. A lo que se suma los altos niveles de incertidumbre y de malestar social.
No activar el espejo retrovisor no significa tapar o quedarse callados ante las impúdicas actuaciones de quien fuera el huésped de la Casa de Nariño por cuatro años. Lo que debe hacer el gobierno de Gustavo Petro es activar cuanto antes una comisión internacional de investigación de casos de corrupción, para incluir en el listado de los casos más sonados lo ocurrido con los dineros del fondo OCAD-Paz y de los millonarios recursos que Duque recibió de otros países para invertirlos en la implementación del Acuerdo de Paz. Pero antes de hacerlo, debe informar en detalle, los resultados del proceso de empalme.
La búsqueda de consensos con reconocidos agentes del establecimiento colombiano no puede ser acicate para que Petro no cumpla con una de sus promesas de campaña: luchar contra la corrupción. En cuanto a la idea de cambio que prometió liderar, bien podría iniciarse con la activación de la ya referida comisión internacional que velará por exponer a las empresas y políticos que participaron del matute en el que convirtieron la construcción de Reficar, así como las vías 4G, en el contexto de las coimas ofrecidas por Odebrecht en las adjudicaciones de los contratos. Y si eso implica enemistarse con algunos connotados agentes políticos y económicos del Establecimiento, pues qué le vamos a hacer…
Eso sí, no sería conveniente que Gustavo Petro apareciera en los medios masivos dando declaraciones y vida al espejo retrovisor. Debe dejar esa tarea a la comisión internacional, a los jueces no asociados con la Fiscalía de Barbosa, a los muy buenos juristas que hicieron parte de la campaña y a la bancada del Pacto Histórico en el Congreso, para que adelanten allí los debates a los que haya lugar.
@germanayalosor
Imagen de portada, tomada de Infobae