Por PUNO ARDILA
¿Qué puede decirse de esta extraña forma de gobierno con la que tratan de sobrevivir los colombianos? ¿Cómo se llama? ¿Cómo se describe? Pareciera que se trata de una expresión depurada de la cultura nacional, de la que se hablaba en columnas anteriores.
La barbarie que significa el poder en manos de la ignorancia puede apreciarse en el irrespeto por las normas y las leyes; desde un jugador de fútbol frente a una evidente falta que pita el árbitro y un “vivo” que se cuela en la fila, y cuántos agentes de la policía y el tránsito, y cuantos administradores públicos, y hasta jueces, y fiscales y de todas las especies que habitan este país. Por un lado, puede verse en el Gobierno la desvergüenza de malgastarse el dinero escaso de las arcas nacionales en medallas y viajes nacionales e internacionales, que incluyen con descaro comitivas absurdas. Mientras el país anda en el caos y el desgobierno, el tipo anda de fiesta paseando por Europa, y en sus ratos libres trata de mostrar una imagen inexistente, de una Polombia que no tiene asidero en la realidad.
Y eso es lo menos. Lo más es el derroche descomunal en el nombramiento —ilegal, inconstitucional— de miles (¡miles!) de funcionarios de última hora, que lo único que podrán hacer será desgastar más los restos del ruñido erario. Y, todavía peor, apoderarse de los entes de control con peones de su bancada, iguales o peores que el mismo Duque: aterrizados en paracaídas en cargos que les han quedado grandes. Y una más es el propósito de manipulación en la Registraduría para blindar los procesos democráticos contra una veeduría real y efectiva en elecciones.
Esta extraña forma de gobierno ampara abiertamente hechos ilegales, como compra de votos, denunciada por Merlano y anunciada con desparpajo y sin asco por el mismo Gerlein en una emisora. No pasa nada. ¿Cómo se llama?, no lo sabemos; ¿cómo se describe?, con palabras como descaro y desvergüenza, mentira y grosería, impudencia y desprecio por las normas y los valores morales: desfachatez y cinismo.
Mensæ tegumentum primus. El ilustre profesor Gregorio Montebell dice que sí hay algo de bueno en este remedo de gobierno del Duque, y es que ya casi acaba; y —parodiando lo que dijo de Maduro— a esta dictablanda le quedan muy pocos meses. Será lo único que tenemos de consuelo.
Mensæ tegumentum secundus. Miércoles 16 de febrero, 11:00 a. m., encuentro virtual con Hugo Chaparro sobre su más reciente novela “El buey descalzo” (Seix Barral). «La historia del buey es también la historia de una familia, que acaso podría ser la historia de un país que sobrevive a pesar de la guerra». Enlace: https://us02web.zoom.us/j/84462553134
@PunoArdila
(Ampliado de Vanguardia)
* Foto de portada, tomada de El Espectador