Gracias por las tradiciones

—Hay quienes están celebrando en Colombia el Día de Acción de Gracias —dijo muy tranquilo el profesor Bernardino—. ¿Pero cuál tradición tenemos que sea guane o chibcha? Comida sí, y bebidas, pero fiestas no. La tradición más colombiana es la noche de las velitas, que atraviesa todas las capas sociales; pero no hay una fiesta que sea “un relato de nación”.

—Estamos de acuerdo —respondió el ilustre profesor Gregorio Montebell—, pero ninguna fiesta es auténticamente tradicional porque no son de por acá, que tendrían esencia en la celebración alrededor del maíz, base de la alimentación y elemento cultural fundamental de nuestra tierra, como los guanes, que celebraban a los recién casados con arepas de maíz, culonas y chicha. Luego el poder sacó a volar la chicha, el guarapo y todas sus costumbres, satanizadas para obligar al consumo de alcohol en botella, que sí produce rendimientos financieros, en cambio del consumo de chicha y guarapo, con lo que no se le podían quitar los churupitos a la guacherna, hasta los cunchos. Entonces, esta prohibición trajo grandes beneficios al negocio del alcohol en esta sociedad de bebedores, pero desplazó tradiciones ancestrales alrededor del consumo de comidas y bebidas a base de maíz.

Después llegó todo lo demás: El pesebre, una de las tradiciones más queridas, que propuso Francisco de Asís para recrear el nacimiento de Jesús, de cuya fecha, por cierto, no hay precisión histórica; la fecha que tenemos la propuso el papa Julio, y así quedó. Y las velitas, tan querida por todos, viene de la costumbre de izar la bandera de la Virgen (también venida de afuera) al final de la tarde del 7 de diciembre, y, al quedarse para pedirle por la familia, tocaba procurarse lumbre porque llegaba la noche. Aquí llegó también san Nicolás, convertido en papá Noel y “Santa” Claus, que desplazó el contenido cristiano y le dio paso al consumo, otra cosa que, además de beber, le encanta a nuestra sociedad.

—Es bueno adoptar tradiciones foráneas —concluyó Bernardino—, siempre y cuando tengan un significado, un contenido que valga la pena; no importa que vengan de donde vengan. Precisamente, ‘eucaristía’ significa “acción de gracias”. Y claro que damos las gracias a quienes celebran, agradecen y son generosos en tantas culturas. Agradecer agrada, llena y rebosa los corazones, sea lunes o jueves o cualquiera de todos los días, todo el año. Gracias por todo, por las contingencias y las dificultades. Por la salud y sus inestabilidades. Gracias por la vida, por la paz en construcción, por las alegrías serenas. Por la persistencia en la bondad y en el amor. Gracias por la esperanza y porque, agradecidos, podemos esperar y confiar y volver a ver amanecer.

@PunoArdila

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