Por OLGA GAYÓN/Bruselas
Ver pezones se ha vuelto en internet una tarea casi que de grandes hechiceros. Hay alguien o álguienes que con el furor de las redes sociales y de la navegación gratuita, determinó o determinaron hace unos años que los pezones son el producto pornográfico por excelencia: los pezones de todas las mujeres del mundo insultan a la moral y las buenas costumbres. Así, comenzaron a censurar las obras de arte hasta cubrir con el manto de la condena las protestas por la violencia ejercida contra las mujeres en las que ellas mismas se quitan la blusa y el sujetador para exigir dejar de ser determinadas como objetos sexuales. Incluso el hermoso acto de amamantar, una de las acciones más poderosas de amor hacia el ser humano, se convirtió en ofensivo para los censores que cuidan del bienestar general, de la salud mental y de la sanidad espiritual en el gran océano virtual.
Entonces, excluyeron a los pezones de los pechos de las mujeres del inmenso espacio de navegación mundial en el que se ha convertido Internet. La censura ha llegado hasta vetar el afiche promocional de la película de Almodóvar ‘Madres paralelas’ por llevar como protagonista de la imagen un pezón del que cuelga una gota de leche. La presión de los amantes del buen cine, del arte en general y de l@s feminist@s, consiguió tumbar la censura y el cartel pudo aparecer tanto en Internet como en las redes sociales.
Para repudiar la reprobación que trae implícita esta censura contra el cuerpo femenino, las artistas Annisete y DRCuerda, diseñadoras, modelo y fotógrafa de esta imagen, han creado esta maravilla que, a mi manera de ver es una gran obra de arte.
Personalmente, me siento representada. Y como yo, creo, somos miles de millones en el mundo que nos identificamos con ella, en solidaridad contra tanta infamia hacia una parte del cuerpo de las mujeres, es decir de la mitad de la humanidad, que además de ser bella y sensual, ha sido fundamental para la supervivencia de nuestra especie.