El Instituto Nacional de Cancerología (INC) recibió el Premio “Gonzalo Jiménez de Quesada”, edición 2023, en una emotiva gala que tuvo lugar en el Parque Museo El Chicó, sede de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, que concede dicho reconocimiento desde 1938.
El prestigioso galardón se otorgó por “noventa años de servicios generando competencias y capacidades para la investigación, desarrollo e innovación en el control del cáncer en el país, siendo éste el legado histórico de una institución pública que espera cambiar la representación social del valor público como símbolo de innovación, eficiencia y calidad para todos”.
En su octogésima cuarta edición, la distinción fue otorgada a la directora de la entidad, Carolina Wiesner Ceballos, médica cirujana y salubrista, y la única mujer entre once directores desde su creación. Se trata de un diploma y la medalla con la efigie del fundador de la ciudad, distinción que se entrega anualmente a personas o instituciones, públicas o privadas, por los servicios prestados a la capital y su contribución a la civilidad.
La Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá es la organización cívica más antigua del país; se fundó en 1917, bajo el nombre de Sociedad de Embellecimiento de Bogotá, y en 1930 adoptó su actual nombre, fiel a su postulado de trabajar por Bogotá y sus ciudadanos con un enfoque filantrópico y solidario.
“En estos noventa años, el Instituto preparó al país para enfrentar lo que hoy constituye la segunda causa de muerte entre los colombianos. Generó una infraestructura y las condiciones para la formación de talento humano y para la incorporación de tecnología, de manera que hoy Colombia está a la par de cualquier país del primer mundo para enfrentar este reto, porque la incidencia del cáncer es creciente”, expresó la doctora Wiesner.
El 4 de agosto de 1934 nació el Instituto Nacional de Radium, como una dependencia de la facultad de medicina de la Universidad Nacional de Colombia, con una marcada influencia de la medicina francesa, el Instituto de París y el aporte que hicieron a la medicina mundial los esposos Marie y Pierre Curie. Dos décadas después, con la construcción del nuevo edificio de ocho pisos, se rebautizó con el nombre de Instituto Nacional de Cancerología, (1953) y vía decreto, quedó adscrito al Ministerio de Higiene, hoy Ministerio de Salud; desde 1993 se constituyó en Empresa Social del Estado y a partir de 2023 se transformó en el Instituto Público de Investigación e Innovación y Salud Pública en Cáncer, con su Centro de Atención Integral, siendo referente nacional e internacional en asistencia, investigación y docencia en cáncer con un enfoque preventivo.
El edificio antiguo, declarado Patrimonio Cultural de Colombia, se levantó sobre Calle 1ª con Carrera 9ª bajo la dirección del arquitecto Pablo de la Cruz. Su construcción fue posible gracias al aporte de los colombianos a través de los “bonos patrióticos” que en un principio estaban destinados a financiar la guerra con Perú. Esteban Jaramillo, ministro de Hacienda de la época, resaltó la importancia de esta obra “al alcance de ricos y pobres, nobles y plebeyos». (…) Loor a esa ciencia que aparta de nosotros, siquiera por breves días, la guadaña implacable”, dijo.
Con el tiempo, el complejo arquitectónico se ha ido ampliando, a la par con la oferta de servicios; sus 34 mil metros de extensión abarcan tres edificios: además de la fachada histórica, uno ambulatorio de forma circular y otro al servicio de medicina nuclear y patología.
“El 80% del talento humano de Bogotá y el país ha sido formado en este lugar; es decir, se les ha capacitado en todos los aspectos, científicos, técnicos y profesionales, para la atención a los pacientes con cáncer”, agregó la doctora Wiesner.
El INC ha formado a la mayoría de los especialistas en oncología en las áreas médico-quirúrgicas de radioterapia y cuidados paliativos. Coordina la Red Nacional de Investigación en Cáncer, con un liderazgo en la vigilancia epidemiológica de la enfermedad; colabora con la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, ocupa la Secretaría Técnica de la Red de Institutos de Cáncer de Latinoamérica y es el único hospital público de la región con asiento en la Organización Europea de Institutos de Cáncer.
Además, “el Cancerológico”, como también se le conoce, es pionero en la creación de las aulas educativas hospitalarias, con reconocimiento del Ministerio de Educación, lo que garantiza la formación escolar de los pacientes más pequeños mientras reciben tratamiento médico; así mismo, cuenta con albergues cercanos para pacientes sin recursos de fuera de Bogotá y adelanta el programa “Cuidando a cuidadores”, para brindarles orientación a los familiares para una mejor comprensión y manejo de la enfermedad.
La doctora Carolina Wiesner señala que mientras la tasa de natalidad decrece, la incidencia de cáncer va en aumento en Colombia. “En los próximos 10 años habrá un incremento del 30% en los cánceres a causa del envejecimiento de la población y la mayor expectativa de vida. A mayor edad, mayor riesgo de cáncer”, advirtió durante la ceremonia. Cabe destacar que el 10% de los pacientes colombianos con enfermedad maligna son atendidos en el INC.
Después de las enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en hombres y mujeres es el cáncer (próstata y mama), seguido por cáncer colorrectal y pulmón, en ambos grupos; y cáncer gástrico en ellos, y de cuello uterino en ellas. Hoy, sin embargo, no se habla de cáncer como sinónimo de muerte, sino de enfermedad crónica con altas posibilidades de supervivencia.
La subdirectora de la entidad, Lina María Trujillo, indica que la mejor manera de prevenir el cáncer es previniendo las enfermedades crónicas, “eso significa tener desde niños una alimentación saludable, con inclusión de frutas y verduras, que nunca fumemos o abandonar el hábito si se tiene; restringir el consumo de bebidas alcohólicas y vacunarnos”, refiriéndose a las únicas vacunas que existen para proteger contra dos tipos de cáncer: la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) y la vacuna de la Hepatitis B contra cáncer hepático.
Al finalizar la gala, la doctora Wiesner esbozó los retos que la ciudad debe sortear para garantizarles una mejor calidad de vida a sus habitantes de aquí a 2038, cuando se celebrarán los 500 años de fundación de Bogotá y los 100 años del Premio Gonzalo Jiménez de Quesada.
“Se debe disminuir la contaminación, que puede causar patologías crónicas, como enfermedades respiratorias y cardiovasculares, lo mismo que cáncer de pulmón. Los ciudadanos necesitan espacios de actividad física, medios alternos al vehículo para su desplazamiento y espacios con acceso a una alimentación saludable, con un gran consumo de frutas y verduras, y no alimentos a base de productos industrializados. Debemos promover los espacios libres de tabaco y ahora la segunda adicción que son los vapeadores. Por otra parte, las instituciones de salud, públicas y privadas, deben trabajar en red y de manera colaborativa, donde prime la solidaridad sobre la competencia”.