La «chiva» del robo a Ecopetrol

Dizque se han estado robando el petróleo de Colombia en contubernio entre el Eln, funcionarios y “gente de bien”. No, pues, qué noticionón.

Empecemos por preguntarnos, sencillamente, por qué a lo largo de los años el Eln ha estado metiéndole explosivos al oleoducto; ¿qué saca con dañar el entorno por toda esa contaminación?

Pues no saca tanto por contaminar, sino porque dañar el tubo significa una pérdida no cuantificable, y ahí, en esa cuenta inexistente, se meten los millones de galones que han estado sacando del mismo tubo, pero en collares instalados en los puntos establecidos para el robo. Y eso lleva años; eso no es noticia de hoy. Ahí está untada, con ese petróleo robado, mucha gente, de bien y de mal, incluidos quienes debieran estar vigilando y cuidando.

O qué clase de secreto será, por ejemplo, que por los lados de Bosconia (no sé si todavía, porque hace mucho que no paso por allí) había de día y de noche kilómetros de ventorrillos de gasolina a precio de tripa picha.

Pero eso lo saben todos los que se supone que debieran saber, porque en Colombia las cosas funcionan así: «Cayetano y tome. Vea y tome, y coma callado». Es como salir a decir que el Congreso está saturado de burros que solo están ahí movidos por las agallas de la plata, y que si se sometiera senadores y representantes a un examen para calificar su idoneidad en el cargo se rajaría la inmensa mayoría.

Es como decir que la gran noticia es publicar que los políticos que llegan al poder se roban un alto porcentaje (si no la totalidad) de los dineros presupuestados para obras sociales. Es como sacar la noticia bomba de que tantos políticos elegidos compraron la mayor parte de sus votos, en dinero y en especie.

Es como decir que la gran noticia es que en pueblos y ciudades el tránsito se hace como al conductor le da la gana, en las narices de agentes y policías, y que los conductores se parquean donde les quede más cómodo y más cerca, y que las motos andan en contravía, y los motociclistas sin casco, y las motos cargan con dos, tres, cuatro y hasta cinco pasajeros, con niños pequeños, y todo frente a los ojos de los representantes de la ley (pero, en fin, este no es el tema de hoy).

Entonces, que se diga que los amangualados estos se han estado robando a Ecopetrol es ya de conocimiento general. Es como el tradicional chisme de la infidelidad, que todo el mundo sabe, que todo el mundo comenta, del que todos se ríen, pero el único que no sabe ni pizca es el cónyuge cornudo.

@PunoArdila

(Ampliado de Vanguardia)

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