Para Esteban Carlos Mejía, escritor y columnista de El Espectador, después de que la Policía literalmente molió a golpes a Javier Ordóñez, al día siguiente se dedicaron a “masacrar a los manifestantes con disparos de armas de fuego, escopetazos de gases lacrimógenos, palizas, humillaciones a mansalva y sobreseguro. ¡Qué asco!”.
“La culpa es de Juan Manuel Santos, Gustavo Petro y Claudia López, brama el buey herido desde la opulencia de sus 1.500 hectáreas. Las mascotas de la propaganda uribista (Julito, Néstormorales, Viquicita y demás sicofantes del régimen) envenenan a la gente con su ideología silvestre de tradición, familia y propiedad o con el cuento del vandalismo y la anarquía y el caos y el desmadre”.
“¡Llamen a María Fernanda Cabal, ínclita politóloga! ¡Busquen a la Santa Filósofa de El Ubérrimo! Y que el subpresidente, con su cretinismo galopante, no diga ni una puta palabra de empatía por los seres queridos de los muertos. Que el ministro de Defensa tape el sol con un dedo. No hagan nada. Pero, eso sí, que los civiles no se atrevan a gritarles ¡asesinos! a nuestros héroes. Déjenlos que sigan acribillando a ciudadanos inermes. Dejen que impongan la barbarie fascista a sangre y fuego. ¡Déjenlos matar! ¡Dios y Patria!”. “Cuando se nos pase la rabia, deberíamos escupirlos a todos y mandarlos al basurero de la historia”. Lea la columna completa aquí.