Por LUIS ALFONSO MENA
La votación que están señalando como argumento para la pretendida demanda contra las 20 curules del Pacto Histórico fue para las presidenciales de 2018, no para los comicios de Senado del mismo año.
Así que no aplica para definir el 15% del total de votos válidos para el Congreso de la República, permitido por la Constitución Política para que se conformen coaliciones con miras a las elecciones de Senado de 2022.
En 2018, los partidos hoy en el Pacto (Unión Patriótica, Polo Democrático y Mais) obtuvieron votaciones por debajo de ese porcentaje.
Colombia Humana no tenía personería jurídica en ese año. El otorgamiento de la misma fue un hecho posterior, sobreviniente.
Entonces, no se pueden argumentar los ocho millones de votos logrados por Gustavo Petro en la segunda vuelta de la elección presidencial, en junio de 2018, para definir el referido 15% del total de la votación de los coaligados en el Pacto en 2022.
La derecha política que le da manivela a la maniobra mezcla peras con manzanas, para generar incertidumbre y a ver qué le cuaja en el Consejo Nacional Electoral, CNE, donde son mayoría los magistrados de los partidos del sistema.
La demanda no tiene sustento ni fáctico ni jurídico. Y políticamente sería un golpe disfrazado con normas del aparataje legal del establecimiento que no se pueden aplicar aquí.
Es otro pataleo del uribismo y demás partidos del régimen sin ningún futuro.
Como los malos equipos de fútbol, ahora buscan ganar en el escritorio lo que perdieron en la cancha, en este caso, en las urnas.
Pretenden quedarse con las 20 curules del Pacto, obtenidas en franca lid y luego de un inmenso esfuerzo que rescató 600 mil votos desaparecidos el 13 de marzo.
Pero serán derrotados de nuevo: aceptar tal pretensión sería un golpe brutal a la «democracia» que tanto dicen defender.
¿Se acomodará la mayoría del CNE a respaldar ese golpe? Ni jurídica ni políticamente puede hacerlo. Como le decía Jorge Eliécer Gaitán a la oligarquía liberal-conservadora, ¡Mamola!