Por PUNO ARDILA
Salimos a dar un corto paseo en un grupo de amigos, acompañados de dos bellas líderes comunitarias; y mientras ellas hablaban incansablemente de sus proyectos y sus logros, nosotros disfrutábamos del paisaje, en silencio.
—Qué cantidad de chulos sobre los árboles y sobre las lámparas del alumbrado público. ¿Habrá algún mortecino por ahí? —pregunté, sin esperar respuesta.
—Coragyps atratus —dijo una de ellas sin voltear a mirar.
—¿Qué cosa?
—Es el nombre de esa ave —me reprochó.
—Sí, señora —confirmó el profesor Bernardino— El buitre negro americano, Coragyps atratus, también llamado zopilote, chulo, chula, gallinazo común, gallinazo de cabeza negra, gallinazo negro, jote cabeza negra, o jote de cabeza negra, zamuro o zopilote negro, es la única especie del género Coragyps. Entre otras cosas, estos animalitos, los Coragyps atratus, han invitado muchas veces a otros para incluirlos en su grupo, en su red, en su familia, pero como que les han sacado el cuerpo; siempre les han hecho el desaire.
—Seguramente, si se paga bien por la membresía, lo dejan entrar a uno —celebré la broma del profesor Bernardino—. Pero, insisto, ¿a qué se deberá tanta chulamenta?
—Es la época —interrumpió Montebell con risa socarrona—; ¿no ve que está comenzando la campaña electoral? He ahí la representación de la política; esos son candidatos, acechando a ver cómo le caen al erario para lograr lo más que puedan en la rebatiña.
—Es irrespetuoso comparar a los políticos con esos animales —reclamó la otra señora.
—De acuerdo plenamente —respondió el profesor—. Los chulos merecen respeto; perdóneme usted. Es que da rabia ver cómo los candidatos, a las buenas o a las malas, y hasta en contra de la ley, participan en la rapiña por los puestos públicos con la evidente intención de entrar a robar. Y lo peor es que el pueblo sigue sin entender que ellos son parte fundamental del problema de este país; ellos son los causantes del derroche de dinero y del desvío de recursos, que en vez de estar representados en obras sociales hoy están en sus bolsillos. Los políticos son una mafia, con una maquinaria muy poderosa, que establecen tarifas para cada cargo, y, si se paga el precio (porque los votos son mercancía), se llega al cargo a recoger lo invertido, y a multiplicarlo. ¿Hasta dónde habrá llegado la corrupción en este país si el fiscal, en vez de servir para investigar y acusar, se ha dedicado a defender delincuentes y a esconder procesos? Como dijo Juan Gossaín: «La impunidad es el mejor amigo de la corrupción en Colombia».
Mensæ tegumentum primus. La libertad de expresión —que todos debemos tener— no incluye mentir ni torcer información. Los medios de comunicación y, en ellos, expresamente el periodismo, es el poder contra el poder; pero no debe ser el poder para atacar todo lo que se relaciona con el poder, solo porque sí, únicamente porque el periodista es beneficiario de otro grupo político-económico, y atravesarse solo como palo en la rueda, sin más justificación que estar defendiendo lo indefensable, lo evidente, lo injustificable del poder que nunca atacó en los gobiernos anteriores. Para eso no es la prensa.
Mensæ tegumentum secundus. Todo el país se une al júbilo por el rescate de los niños indígenas. Solo falta Wilson.
@PunoArdila
(Ampliado de Vanguardia)