La guerra del Cauca y salidas posibles

El departamento del Cauca, ubicado en el suroccidente colombiano, es hoy uno de los territorios más afectados por el conflicto armado, la guerra y la violencia que se desarrolla en su tercer ciclo. Son casi 30 mil kilómetros cuadrados con más de 1 millón 500 mil habitantes, distribuidos en 42 municipios y 7 subregiones muy diferenciadas en sus rasgos culturales y étnicos.

Sobre los conflictos sociales, políticos y bélicos en esa región hay muchos diagnósticos y estudios de gran calado, que es necesario consultar para obtener luces que permitan plantear salidas y soluciones adecuadas.

Desde 2022, tras el acceso del presidente Gustavo Petro a la Casa de Nariño, se formuló una estrategia contra la violencia para todo el territorio nacional, conocida como la Paz total, que presentaba un enfoque alternativo al modelo de la paz post bélica o liberal de la ONU, utilizado en las negociaciones y acuerdos alcanzados con las Farc en el segundo semestre del 2016 por el gobierno de Juan Manuel Santos, que han sido un completo fracaso por el mal diseño y el ataque de la ultraderecha desde 2017.

La Paz total se ha ofrecido como un dispositivo de política pública, marcado por la orientación progresista del gobierno del Pacto Histórico.

En esencia, se ha querido descartar la parafernalia militarista de la ultraderecha y las ambigüedades del reformismo de la Tercera vía, para superar las causas estructurales de la violencia y de la prolongación del conflicto social y armado que durante más de 70 años ha golpeado a la nación, con terribles consecuencias por el despojo de más de 10 millones de hectáreas a los campesinos, el desplazamiento de más de 8 millones de víctimas y la violencia cotidiana con exterminio de líderes sociales y masacres de campesinos, indígenas y comunidades afrodescendientes.

La Paz total ha implicado en sus casi 24 meses de vigencia la apertura de Mesas de diálogo y negociación con el Ejército de Liberación Nacional/ELN, con las herencias de las Farc de Manuel Marulanda: las Farc del Frente Primero de Iván Lozada y con la Segunda Marquetalia de Iván Márquez.

Los diálogos y negociaciones con las guerrillas mencionadas presenta como novedad la adopción de tempranos Ceses bilaterales del fuego para aliviar las difíciles condiciones humanitarias de las poblaciones más vulnerables en diversos territorios como el Micay, el norte del Cauca, el Chocó, Putumayo, Arauca y Catatumbo.

En el caso del Cauca la mayor prioridad de la Paz total han sido las Farc EP, encabezada por Iván Lozada del Frente Primero.

Los acuerdos alcanzados con este actor del conflicto se han apoyado en ejecutar de manera inmediata lo pactado en la Mesa de diálogos. Es así como se pactó construir de manera conjunta un Plan inicial de transformación territorial del Cañón del Micay, conformado por los municipios de El Tambo, López de Micay y Argelia. Desafortunadamente, esa carta de trabajo se ha visto afectada por el desconocimiento, por parte de altos funcionarios del gobierno, de la bilateralidad como principio rector establecido en el desarrollo de cada avance alcanzado en la Mesa, lo que se tradujo en un deterioro de los diálogos que fueron contaminados por la desconfianza.

En el caso del Cauca, la guerra en curso tiene a los frentes y columnas de las Farc-EP como sus principales protagonistas. Me refiero a las columnas Dagoberto Ramos (ubicadas en el norte del departamento), a la Jaime Martínez (que opera en el occidente de la región), a la Carlos Patiño (asentada en el cañón del Micay), a la Rafael Aguilera (con presencia en Buenaventura), a la Franco Benavides, a la Urias Rondón, a la Adán izquierdo y a la Ismael Ruiz.

Son casi 3 mil combatientes.

Las Fuerzas Armadas tienen en el Cauca cerca de 10 mil unidades entre soldados y policías, dotados de modernos sistemas bélicos y de inteligencia.

Con el fracaso del Plan del Micay y la suspensión del Cese bilateral del fuego en los departamentos del Cauca, Valle del Cauca y Nariño, la guerra se ha intensificado en las recientes semanas con ataques a estaciones de Policía y combates entre el Ejército y las columnas guerrilleras.

Sobre las causas de la violencia caucana se ha señalado que son los cultivos de coca, de marihuana y el comercio de estupefacientes el principal combustible; más en el fondo está la concentración de la propiedad rural, la pobreza extrema de la población, los cultivos de caña, la minería ilegal y la corrupción de la casta política hegemónica en Popayán, como elementos centrales de la convulsión exacerbada en los últimos días.

No creo que la salida consista en organizar más planes de guerra y en perfilar un escenario de combates interminables para intentar una pacificación del Cauca a la fuerza. Todo esto solo acarrea más violación de los derechos humanos, más desplazamientos y más deterioro social y político.

La sociedad civil caucana, en sus diversas expresiones, debe hacer sentir sus voces y preparar una gran movilización para el próximo 20 de julio en Popayán, como un acto constituyente de paz que convoque a los actores centrales de la guerra regional a dialogar y concertar salidas.

@HoracioDuque8

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