Omar Eduardo Rojas Bolaños hizo duras acusaciones contra personalidades y responsables de la Policía y el Ejército, en una investigación titulada Ejecuciones extrajudiciales en Colombia, 2002-2010, realizada en colaboración con la universidad Santo Tomás. Durante la última década, este coronel de la Policía y sociólogo se ha dedicado a investigar los llamados ‘falsos positivos’ y entrega a los lectores de El Unicornio importantes revelaciones.
¿Quién es vo Bolaños?
Durante 32 años trabajé en las Fuerzas Armadas de Colombia y me retiré como coronel de la Policía. Soy sociólogo, tengo una maestría en Seguridad Pública y adelanto un doctorado en Derecho y Ciencia Política en España. Tuve que salir de Colombia cuando di a conocer los resultados de una investigación, de corte histórico y sociológico, frente a lo que se ha denominado ‘falsos positivos’. Hoy me encuentro como refugiado político en Europa. Llevo 13 años investigando el tema de los falsos positivos en Colombia. Entre los libros que he publicado se encuentran Las parteras de Urama grande, Ejecuciones extrajudiciales en Colombia, y Teoría Social del Falso Positivo.
¿Cuáles son los alcances de la investigación que usted ha hecho para sus libros sobre los ‘falsos positivos’?
Los alcances de nuestros estudios son los siguientes: el ‘falso positivo’ no obedeció a la política de Seguridad Democrática. Hay estudios que hablan que de 1994 a 2002 estaban investigando unos 650 casos de falsos positivos, o sea que ya se presentaban antes estos hechos antes de la política. Hoy en día siguen agentes del Estado cometiendo esos asesinatos, pero ocultos bajo las Águilas Negras, los paramilitares, ocultos bajo esas figuras. Y dicen que sus autores son disidencias de las Farc, pero son homicidios que se siguen cometiendo con actores activos de las Fuerzas Militares.
¿Cuándo se iniciaron los ‘falsos positivos’ en el mundo, de donde viene esa idea?
Si miramos en qué período se inician los ‘falsos positivos’, encontramos algo similar en la Guerra de Vietnam, cuando el Ejército norteamericano necesitaba presentar pruebas de que ellos estaban ganando allá la guerra. Pero la estrategia del Vietcong (frente guerrillero que combatió a los estadounidenses en Vietnam) era esconderse bajo tierra, ellos lograron hacer una infraestructura de túneles donde se metían para protegerse. Esto llevó a que no tuvieran la oportunidad de asesinar a los del Vietcong para mostrar resultados. Entonces ¿qué hacia el Ejército norteamericano? Salían y tomaban a los campesinos, les colocaban armas y decían «son comunistas», son del Vietcong, y los asesinaban. Pero como faltaban cuerpos, porque no había a quién asesinar, tomaban esos cadáveres, los transportaban en helicópteros a otros sitios e invitaban a los periodistas para mostrarles los cuerpos que colocaban en diferentes posiciones. En muchas fotos aparecían los mismos cuerpos, pero en distintos lugares mostrando que estaban ganando la guerra.
¿Cuál es la diferencia entre ejecuciones extrajudiciales y ‘falsos positivos’?
Hay una confusión al usar los términos: una ejecución extrajudicial es el asesinato de una persona por parte de agentes del Estado, pero la persona que fue asesinada estaba siendo investigada por la justicia, por lo general por delitos políticos. En el caso de no estar investigada, hay anotaciones en inteligencia y contrainteligencia donde muestran que esa persona es terrorista o enemiga del Estado, supuestamente terrorista o guerrillero. Para que exista una ejecución extrajudicial la condición es que el individuo que es asesinado debe estar siendo investigado o señalado o tener anotaciones en inteligencia o contrainteligencia de estar en contra del Estado. El ‘falso positivo’ es una manipulación que hace un Estado para mostrar como real algo falso. En este caso, las Fuerzas Armadas asesinan personas comunes y corrientes para presentarlas como terroristas o guerrilleros.
¿Qué sucedió durante la Seguridad Democrática de Álvaro Uribe, cuando hubo un gran incremento de los falsos positivos entre el 2002 y 2010?
Cerca del 95 por ciento de las personas que murieron del 2002 al 2010 en los falsos positivos no tenían antecedentes penales, ni anotaciones en inteligencia o contrainteligencia, no se les estaba investigando. El Estado tenía que presentar dentro de su política de Seguridad Democrática que las Fuerzas Armadas estaban ganado la guerra a la guerrilla. ¿Pero, qué pasa en Colombia? Cuando llega en el primer mandato de Uribe en 2002, él intenta por un lado que las Fuerzas Armadas hagan presencia en todos los municipios de Colombia. La otra estrategia de Uribe es recuperar las principales vías del país ,porque, recuerde usted que durante los últimos años de Pastrana la guerrilla se daba el lujo de cobrar vacunas, hacer retenes y la “pesca milagrosa”, donde capturaban, retenían o secuestraban para financiar sus grupos y comprar armas para hacerle la guerra al Estado. Pero no pueden hacerle contrapeso al Ejército, y entonces la guerrilla se repliega. Los militares, al no tener guerrilleros para capturar o para dar de baja, ponen un indicador en el plan estratégico del sector Defensa para mostrar resultados, y se trata del indicador: número de terroristas a dar de baja en el año. Ese indicador es transmitido a todas las Fuerzas Militares y a la Policía, y los comandantes de divisiones, brigadas, batallones, departamentos de Policía y distritos de policía, incluso estaciones de policía, tenían que comprometerse desde el inicio del año con una cifra de los terroristas que iban a dar de baja durante el año. Eso aparecía en los planes de acción de cada unidad. Ahora bien, como la guerrilla ya no estaba en las ciudades ni en las vías, y el presidente y el ministerio de Defensa estaban pidiendo cuerpos, los militares se inventaron los falsos positivos. En un inicio, buscaban jóvenes entre 17 y 25 años que fueran pobres, hijos de campesinos, de indígenas, que estuvieran mal vestidos, buscaban personas de estratos socioeconómicos bajos, y sí, los asesinaban. Nadie iba a preguntar por ellos.
¿Cómo los engañaban?
Ilusionaban a los muchachos con trabajo en otra ciudad. Esa fue la principal modalidad para capturar a esas personas y llevárselos. En los retenes legales de las Fuerza Armadas capturaban personas, se subían a un bus y los seleccionaban, los dejaban en los retenes, ese era el insumo de los falsos positivos. Otro método era que los paramilitares se los entregaban a la Fuerza Pública para que los asesinaran. En Colombia siempre ha habido una alianza entre militares y paramilitares. Sería bueno un estudio para revisar cuántos combates ha habido entre paramilitares y Fuerzas Militares. Deben ser escasos. A estos muchachos los asesinaban, los vestían con prendas militares, les plantaban armas de fuego y otros elementos para mostrarles a las autoridades judiciales y a los medios de comunicación que sí eran terroristas. Entonces les metían computadores, les colocaban brazaletes de las Farc o del ELN, les metían droga para presentarlos como muertos en combate, y los medios de comunicación se encargaban de difundir la noticia.
¿Cuáles son las cifras que se manejan de ejecutados entre 2002 y 2010 bajo esta modalidad?
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) está investigando alrededor de 2.000 casos desde 1998 al 2010. La Fiscalía General de la Nación para el año 2015 investigaba alrededor de 3.700 ‘falsos positivos’. El Observatorio Colombia, Europa, Estados Unidos habla de 5.700 casos. Cuando hicimos la primera investigación miramos los reportes que le entregó el Ministerio de Defensa a la ONU, en el 2015 al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Reciben de las Fuerzas Militares los siguientes datos del 2002 al 2011: mencionan que fueron dados de baja 16.331 muertos en combate por las Fuerzas Militares, en ese mismo reporte la ONU y el Alto Comisionado hablan de 3.259 casos de ‘falsos positivos’ de los muertos en combate. Nosotros mirando esos datos y los de algunos medios de comunicación, ellos hablaban de 19.000 muertos en combate. Pero los mismos victimarios, o sea lo militares que asesinaron, dijeron en algunos medios que el 30 por ciento de los muertos reportados en combate eran ‘falsos positivos’. A eso habría que sacarle el 30 por ciento a 19.000, según ellos. Pero a nosotros nos dijeron en nuestras investigaciones que eran más del 50 por ciento de los muertos reportados, es decir cerca de 10.000.
¿La JEP ha contribuido a lograr una cifra más aproximada?
La JEP ha alcanzado en verdad lo que la Justicia Penal Militar y la justicia ordinaria no han podido en décadas de investigaciones. Frente a los ‘falsos positivos’, hay coroneles que cuando llegan a la JEP han dicho «me acogí a la JEP y ustedes me estaban investigando por 20 homicidios en falsos positivos, pero no fueron 20, fueron 70 o 90». Varios militares en Colombia han dicho eso. O sea que esas versiones ante la JEP nos van a dar la razón de aquí a unos años. Y quienes más nos están dando la razón son los cementerios: el de Dabeiba (Antioquia), el del Meta, el del Huila, en de la Costa, miren otros cementerios en Colombia y se van a llevar un susto bien grande.
¿En qué momento se inician los ‘falsos positivos’ en el gobierno de Uribe?
Uno de los problemas en Colombia es que se piensa que los ‘falsos positivos’ comenzaron a partir de las denuncias de las madres de Soacha, en 2008. Pero en realidad los ‘falsos positivos’ comienzan a darse cuando llega Marta Lucía Ramírez al Ministerio de Defensa. Uribe le da la orden a Marta Lucía, que comience una mayor alianza con la Fuerza Pública, y el primer ‘falso positivo’ de esa envergadura se da con un asesinato bajo las órdenes del coronel Hernán Mejía en octubre de 2002, como comandante del Batallón la Popa. Él allí crea un grupo especial que se denomina ‘Zarpazo’, con ese grupo comienza a ejecutar personas, en una sola operación asesinaron a catorce. Ahí cayó gente común y corriente, pero también paramilitares indisciplinados que se los entregan a Mejía para que los asesine y para que la tropa de los paramilitares se dé cuenta que no es jugando y que si no van a obedecer, también van a terminar como ellos. Al coronel Mejía lo sentencian tan solo por dos ‘falsos positivos’. Sin embargo, según declaraciones a la JEP de compañeros del coronel, fueron más de 170 homicidios. Cuando se habla de ‘falsos positivos’ se mira el periodo 2006-2010 y no están mirando que hay más de 8.000 muertos dados de baja por las Fuerzas Militares entre el 2002 y el 2006. Ahí hay muchos casos de ‘falsos positivos’ que nadie ha investigado y que ya no los van a investigar.
¿Dentro de sus investigaciones, encontró alguna prueba que involucre a Álvaro Uribe?
La prueba está en la Constitución: ¿Quién es el jefe de las Fuerzas Armadas? Lean la Constitución y miren el grado de responsabilidad que debe tener el presidente. Hay declaraciones de un capitán de las Fuerzas Militares, llamado 101, quien se pasó a los paramilitares y mostró cómo Uribe llamaba directamente a los comandantes exigiéndoles resultados. El problema es que todo el mundo le tenía miedo a Uribe, comenzando por los generales. Uribe les permitió a los generales de alto grado una política de recompensas mediante un decreto, donde los podían mandar al exterior a estudiar por un año, recibiendo sueldo en dólares. El Estado colombiano les ofrecía privilegios para que no contaran y fueran deshonestos en su actividad. A los 45 años quedan pensionados, pero con una pensión diferente a la de los demás colombianos. Son privilegios que les han dado a los militares, a la fuerza pública, para que se callen.
¿Cómo ha visto el mandato de Iván Duque hasta el momento?
El mensaje de Duque es contundente cuando asesinan a esas personas. Hace poco en Bogotá, durante los disturbios, Duque llega a una estación y se pone la chaqueta de policía el mensaje para toda la institución es “sigan haciendo eso”. Después de que comprueban que nueve muchachos fueron quemados en un CAI de Soacha, él les dice a los policías y a la sociedad que esas son cosas mínimas, que valen poco. Los policías, hoy, con el Ejército, tienen la bendición del Estado a través de la Justicia Penal Militar y su fuero, para hacer lo que quieran. Pueden cambiar toda la cúpula militar y policial y los ‘falsos positivos’ van a continuar.
¿Cuál es su opinión sobre las masacres que se incrementaron en Colombia este año?
Eso es otro ‘falso positivo’, es una nueva distorsión de la realidad. Hay una masacre. ¿Quién comete la masacre? Agentes del Estado en complicidad de paramilitares, en complicidad con organizaciones involucradas al narcotráfico para posicionarse en la zona. Ellos hacen la masacre y dicen fue la guerrilla, fueron las disidencias de las Farc. Esos también son ‘falsos positivos’.