La nostalgia de Petro por el M-19

El trabajo ideológico-periodístico de Néstor Morales en Blu Radio consiste en generar zozobra y sobredimensionar todo lo que diga y haga el presidente Petro. Y cuentan con un presidente de la República que les facilita el trabajo, por su carácter retador y ese espíritu revolucionario y del que no deja de sentirse orgulloso porque va asociado a su paso por la guerrilla del M-19.

Esta vez el presidente Petro dijo que Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México, “fue colaboradora y militante del M-19″. Además, señaló que “el M-19 ha dado dos presidentes en América Latina”. Sin duda alguna se trata de una exageración política e histórica del jefe del Estado, resultado de esa nostalgia que parece sobrevenirle al presidente Petro cada vez que se acuerda de su pasado guerrillero. El M-19 como grupo armado ilegal desapareció, fruto de una negociación política, para darle vida a la Alianza Democrática M-19, grupo político que puso a 20 de los 70 delegatarios que ayudaron a redactar la carta política de 1991.

Los titulares de las empresas mediáticas de la derecha no se hicieron esperar. RCN, por ejemplo, tituló: “Crece la polémica por frase de Petro sobre nueva presidenta de México: «fue colaboradora y militante del M-19». Con la frase “crece la polémica”, el medio de información pretende recrear un complejo y convulsionado escenario político que no existió por cuanto la notoriedad de lo dicho por Petro está ancorada a la amplificación interesada que hicieron los medios que le hacen oposición política a Petro.

Entre tanto, Semana, otro medio uribizado, hizo lo propio con un titular que coincidió con el calificativo de mentiroso que espetó uno de los miembros de la mesa de trabajo de Blu radio: “Everth Bustamante desmiente a Petro tras afirmar que presidenta de México hizo parte del M-19: “Mentira de la dimensión del tren de la casa en el aire de Escalona”. Aunque el fatuo e inefable de Néstor Morales le “llamó la atención al aire” al colega por llamar “mentiroso” al jefe del Estado, ya el juicio de valor estaba dicho con todo y lo que ello significa en términos de los posibles efectos negativos o daños producidos a la imagen presidencial.

Por supuesto que a la lectura maliciosa de Morales y de su equipo de Blu radio le faltan elementos contextuales que el conductor del programa radial prefirió ocultar porque le resulta más “rentable” en términos ideológicos y de rating insistir en que el M-19 fue un “grupo terrorista” por la toma del Palacio de Justicia. Entre esos elementos de contexto histórico aparecen, por ejemplo, la enorme simpatía que en las décadas de los 70, 80 y 90 despertó esa guerrilla en sectores sociales de clase media y media baja en ciudades como Cali y Bogotá, entre otras, justamente por sus golpes simbólicos y mediáticos y por la asociación que varios colectivos hicieron de las actividades adelantadas por el M-19 con el personaje de Robin Hood.

La referencia nostálgica de Petro al grupo guerrillero y el odio social y político que una parte importante de los colombianos profesa aún hacia todas las guerrillas que existieron y existen aún, alejan cualquier posibilidad de que lleguemos como sociedad a perdonarnos y reconciliarnos. Al final, todo lo que huela a izquierda, así sea democrática, es motivo de rechazo por parte de millones de colombianos que aprendieron a odiar a quienes militaron y militan en ese espectro ideológico, evitándose el trabajo de analizar y comprender las razones históricas y circunstancias objetivas que legitimaron el levantamiento armado en los convulsionados años 60.

No se trata de validar el objetivo de esas agrupaciones armadas de tomarse el poder a tiros. Simplemente lo que deben hacer lo periodistas y los ciudadanos del común es comprender esas complejas condiciones contextuales de los años 60 y las posteriores que ayudaron a consolidar el escenario sociopolítico, económico y militar que aún se conoce como conflicto armado interno.

En aras de bajarle un tanto a los altos niveles de polarización política y crispación ideológica que soporta el país desde el 7 de agosto de 2022, convendría que el presidente Petro fuera menos retador y evitara expresar su nostalgia por un pasado armado y revolucionario que dejó más desprestigio que gloria a todos los actores armados involucrados. Y para qué recordar los sufrimientos de millones de colombianos por el desplazamiento forzado, las masacres cometidas por paramilitares y guerrillas, los falsos positivos y la aplicación de la doctrina del enemigo interno a intelectuales, académicos y periodistas de izquierda y críticos de los gobiernos de derecha.  Y del lado de Blu radio y Semana, entre otros medios hegemónicos que defienden los intereses de la derecha, harían bien en “soltar” un rato al presidente de la República y preocuparse más por hacer periodismo, dejando de lado el activismo político e ideológico que hoy los caracteriza.

@grmanayalaosor

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