El informe de Medicina Legal, publicado por El Espectador, indica que Javier Ordóñez, el ingeniero que fue atacado con pistola taser por policías en el noroccidente de Bogotá, murió tras sufrir una hemorragia severa en la cavidad abdominal, ocasionada por el estallido de su riñón derecho.
Además los forenses encontraron un trauma en su pierna derecha, producida por esquirla de proyectil de arma de fuego. Sin embargo, se determinó que no es posible estimar el rango de distancia del disparo y no se evidenciaron residuos de disparo en su cuerpo.
El informe señala que el cuerpo presentaba signos de inmovilización por moretones en las muñecas y dos lesiones en el tórax derecho, producidas con un objeto redondo como un bastón, palo o varilla. Asimismo, presentó traumas en tejidos blandos, en el dorso de las manos, nudillos, codos, rodillas, cara y piernas.
En el análisis se explica que las lesiones causadas por el uso del arma taser no explican la muerte de Ordóñez, pero produjeron intenso dolor y sufrimiento.
En la prueba de orina que se le hizo al cuerpo no se encontró ninguna sustancia psicoactiva ni tóxica. Sin embargo, sí había un porcentaje alto de alcohol de 240 miligramos. Vea el informe de El Espectador aquí.