– Más de 40 jóvenes y niños de esta preciosa y enorme región campesina ganaron la edición 71 del Muziekfestival de Neerpelt en Bélgica.
– Concursaron con otras 49 bandas sinfónicas juveniles del mundo.
– El municipio, de 14.000 habitantes, hizo una campaña regional para cubrir los gastos de viaje a Bélgica de los músicos, el director y los maestros.
Por OLGA GAYÓN/Bruselas
La primavera llegó a Neerpelt en la provincia de Limburgo, región Flamenca de Bélgica. Con la floración arribaron también más de 3.500 niños y jóvenes de bandas sinfónicas de todos los rincones del mundo. Vinieron para entonar la vida con sus instrumentos y rendir honores a la música clásica occidental y a la música autóctona de sus países.
El Muziekfestival hace que esta población de 17.000 habitantes, ubicado casi en la frontera con Holanda, vibre durante cinco días con las presentaciones de las bandas sinfónicas, tanto dentro del concurso como en los espectáculos en otros escenarios y al aire libre. Los más de 40 niños y jóvenes de la Banda Sinfónica Juvenil de Tibasosa se metieron en el corazón de los habitantes de Neerpelt y de los cientos o miles que visitan este pequeño municipio durante el festival. Su profesionalidad y verdadero amor a la hora de interpretar piezas clásicas y típicas de diversas regiones colombianas, no solo les hicieron ganadores del primer puesto sino que lo consiguieron con honores: les fue reconocido con la Summa cum laude, máximo honor, nunca antes entregado a ninguna otra banda ganadora: el puntaje que consiguieron fue 98 sobre 100, casi la perfección.
Estos niños y jóvenes son el producto de la disciplina, la entrega, y el respaldo del programa de Escuelas de Formación Musical. Su municipio, Tibasosa, reconocido en Colombia por el cultivo de la deliciosa fruta de feijoa, y ubicado en la Región del Alto Chicamocha en Boyacá, ahora también será destacado como la población de 14.000 habitantes que en 2023 cuenta con los mejores músicos sinfónicos infantiles y juveniles del mundo.
En el atardecer del viernes 4 de mayo, dos días después de haber sido los músicos sinfónicos juveniles más valorados del mundo, la Banda Sinfónica de Tibasosa se presentó ante un público belga, latinoamericano y colombiano, en una hermosa iglesia situada en el corazón comercial de la Bruselas pujante. Allí, en medio de las grandes marcas mundiales de ropa y zapatillas se erige l’église de Notre-Dame de Finistère, cuya edificación data de comienzos de siglo XVIII y se ajusta a los parámetros neoclásicos y barrocos de la época. Sin embargo, la primera iglesia fue construida en el siglo XV, derruida y vuelta a construir en 1617. Su nombre es un homenaje a la población de Finisterre en Galicia, donde en la Edad Media, antes de la llegada de Colón a América, se creía que se acababa el mundo. Finisterre, fin de la tierra.
En medio de esta historia de Bruselas y en el centro de la iglesia, 40 niños y jóvenes colombianos conquistaron el alma de los belgas y de los demás asistentes de múltiples nacionalidades que aplaudieron de pie, con euforia y profunda admiración, las interpretaciones clásicas, del folclore y de la música popular colombiana.
Fue muy hermoso ver a parte de la colonia colombiana en Bruselas asistir a esta presentación; se les veía a todos henchidos de orgullo, al tiempo que demostraban un gran respeto hacia ellos, prácticamente niños. En el ambiente se respiraba alegría, nostalgia por Colombia y una emoción casi irrefrenable al ver a esos hijos del campo colombiano, bajo la dirección del maestro Javier Andrés Malagón, tocar los instrumentos que, se sentía, hacían parte del corazón de cada uno de ellos.
La presentación fue coordinada por el Consulado de Colombia en Bruselas. A ella asistió casi todo el personal diplomático en cabeza del embajador Jorge Rojas, quien dio un breve saludo a estos niños y jóvenes y les hizo saber el inmenso orgullo que sienten tanto los colombianos como sus gobernantes por este galardón, conseguido con base en dedicación y un gran amor por la música y el arte.
¡Primavera colombiana en la calle comercial más prestigiosa de Bruselas: la Rue Neuve!