Por GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Habló Andrés en Comisión.
Por fin concurrió el que era.
¡Eso es mucha verraquera!
Se estremeció la Nación.
Una buena conclusión
expresada sin afán:
que los Pastrana se van,
-Nohra, los niños y yo-,
junticos a hacer popó,
en las tierras del Caguán.
Se iluminó el tribunal.
¡Uy!, ¿qué hacer con tantas luces?
Un genio haciéndose cruces
con postura celestial.
Otro infalible total
de inigualable prosapia,
con lexicón en terapia,
que posa como en concilio,
y… como el bandido Emilio,
resultó ser una Tapia.
Lo que dijo ya se supo,
en su actuar de presidente;
recuerden que estuvo ausente,
cual viajero de buen cupo.
A ese chisme le tupo,
lo he recordado ahorita,
y la inquietud me concita,
a preguntar indiscreto:
¿por qué no contó el secreto
de aquel viaje en el Lolita?
No es, don Andrés, que se deje
apabullar por la historia;
es que traiga a la memoria,
la tal “zona de despeje”.
Ripostó: “no es que me queje,
preguntones camorreros,
que me ofenden altaneros;
es que fuimos engañados,
Uribe por los soldados,
y yo por los guerrilleros”.
“Como soy testigo fiel,
digo con mucha certeza,
y aunque les cause sorpresa,
“sé que Caín mató a Abel”.
Yo sospecho de Samper;
mi memoria a eso se aferra.
Otra cosa que me aterra,
lo expreso así, sin afán:
que a Jorge Eliécer Gaitán,
le disparó Roa Sierra”.
También rindo testimonio,
porque Camilo me dijo,
que el nombre de “Tirofijo”
parece era Pedro Antonio.
Además, que ese demonio
del socialismo de ahora,
en la calle se rumora
que lo negoció Samper
en Cali con el cartel;
así me lo dijo Nohra.
Finalmente, ese relato
de tanta profundidad,
lo blindó de claridad
el ilustre turulato.
Dijo, con tono pacato,
profundo como ninguno:
“de veintiocho solo hay uno;
treinta días trae septiembre,
con abril, junio y noviembre;
los demás de treintaiuno”.
Y así, entre farsa y mentira,
fue fraguando la versión,
muy bajita de expresión
como torpe que delira.
La verdad a que se aspira
fue tan solo de obviedades,
de arrogancia y vanidades,
y de rencores pasados.
Sí, quedamos defraudados,
crónica de enemistades.
ÑAPA
Uy Duque, ¡qué mente loca!,
su decisión nunca brilla:
cuando proveer le toca,
a la multitud provoca
re-nombrando a Carrasquilla.