Los humanos son los culpables

Por HUMBERTO TOBÓN*

Según una investigación de The New York Times, luego de engañar a la Administración Federal de Aviación, Elon Musk, el multimillonario dueño de Space X, puso en operación una base de lanzamiento de cohetes en Texas, exactamente en un sitio lleno de casas, que es también el hábitat más importante de aves migratorias en Norteamérica y cercano a la playa de Boca Chica, donde está el escenario de cría para las tortugas lora, una especie altamente amenazada.

Este acontecimiento es una demostración más de que gran parte del desarrollo del cual gozamos hoy, se ha construido sobre la base de la depredación de la naturaleza, haciendo un uso exagerado e inadecuado de recursos esenciales para la vida como el agua y los bosques, además de la utilización de combustibles fósiles, que con la increíble cifra de 24 mil millones de toneladas anuales descargadas a la atmósfera, está haciendo prácticamente irrespirable el aire en muchas partes del mundo, especialmente en ciudades tan pobladas como Tokio, Pekín, Nueva Delhi, Sao Pablo, El Cairo o México D.F.

Por eso es tan importante la deliberación de la Conferencia de las Partes que se realizará en octubre en Cali y que concentrará delegaciones de alrededor de doscientos países del mundo, para tomar decisiones en torno al Convenio sobre la Diversidad Biológica.

La desaparición de miles de especies de fauna y flora por la acción depredadora de la sociedad humana, ha llegado a niveles tan dramáticos, que gran parte del mundo está repensando el modelo de desarrollo vigente e intentando ponerle barreras a prácticas tan dañinas como la deforestación de la selva amazónica, el fracking, la minería a cielo abierto con uso de mercurio, la explotación y el uso de combustibles fósiles, los monocultivos y la contaminación hídrica.

Un continente como el americano, especialmente en el sur, donde se concentra una parte muy importante de la biodiversidad del planeta, se ha convertido en las últimas décadas en el blanco de una acción expansiva de la sobreexplotación de los recursos naturales, en muchas ocasiones con el visto bueno de algunos gobiernos, como fue el caso Bolsonaro en Brasil.

Muchas de estas actividades humanas han creado las condiciones para un acelerado cambio climático, que pone en jaque la diversidad biológica, dañando miles de ecosistemas alrededor del mundo, que no solo afectan la flora y la fauna, sino también amplísimas capas de la sociedad humana, que hoy deben resistir prolongadas sequías o intensas lluvias, que causan catástrofes naturales como incendios, inundaciones y deslizamientos de tierra, fenómenos que cobran la vida a miles de personas y que destruyen la economía y el bienestar de millones de individuos.

El mundo espera que en las deliberaciones de la COP16 en Colombia, se logren acuerdos universales para la protección de la biodiversidad y que haya compromisos vinculantes y no ocurra, con esta conferencia, lo que ha pasado con los encuentros sobre cambio climático, donde afloran encendidos discursos en favor de la vida, pero que finalmente no tienen ningún efecto práctico en la ejecución de políticas públicas, mientras el mundo sigue presenciando un clima cada vez más drástico.

@humbertotobon

*Gerente de la RAP Eje Cafetero

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