Hoy se despidió públicamente de su audiencia el fatuo locutor Luis Carlos Vélez. Después de haber despotricado días atrás de la COP16 y de haberse burlado de Telepacífico, el rumor de su inminente salida del espacio informativo tomó fuerza y circuló en las redes sociales, hasta que se confirmó que dejaría la conducción del espacio radial. El curtido periodista y director de El Unicornio, Jorge Gómez Pinilla, fue el primero en poner a rodar la versión que al final resultó cierta: echaron a Luis Carlos Vélez de La FM.
Vélez dice que renunció, pero lo más probable es que las directivas de RCN lo hayan echado por los negativos efectos económicos y políticos que generó el desafortunado comentario que hizo contra la cumbre ambiental sobre el cuidado de la biodiversidad que tiene a Cali como sede.
En su emisión de hoy y usando el numeral #IndependenciaEs, el uribizado periodista y reconocido enemigo del presidente Petro se despidió de su audiencia y compañeros de la mesa de trabajo. Sus colegas periodistas exaltaron su “calidad humana, liderazgo, profesionalismo y rectitud” y algunos dejaron entrever que, ante la salida del conductor del magazín, ellos correrían la misma suerte. Esos mismos compañeros fueron incapaces de hacerle ver a Vélez que cometía un error garrafal al minimizar la importancia de la COP16.
Lo peor de todo es que Juan Lozano, periodista y ladino político, fue ministro del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo durante el gobierno de Álvaro Uribe. Lozano fue tímido al intentar explicarle a Vélez el gran valor de la COP16. Claro, hay que entender que Lozano fue ministro durante una administración a la que jamás le importó el cuidado de la biodiversidad, en particular las mismas selvas que fueron taladas para instalar ganado y monocultivos de palma africana y caña de azúcar.
Lo cierto es que Vélez desde el 7 de agosto de 2022 convirtió el espacio radial de La FM en una bodega anti-Petro y anti-gobierno. Vélez condujo el magazín con tal animadversión, que el desagradable comentario de la COP16 se explica justamente por esos altos niveles de inquina que lo llevaron a desconocer la importancia del evento ambiental. Hay que recordar que fue Petro quien eligió a la capital del Valle del Cauca como sede de la cumbre ambiental, otro motivo para que Vélez hablara mal del evento.
La despedida de Vélez tuvo un carácter lastimero, con numeral incluido, para que sus oyentes dejaran sentir su pesar por la partida. Una puesta en escena que termina por ocultar las razones de su salida, para darle visibilidad a un hecho que olvidó el periodista: por encima de la información y de la opinión están los intereses económicos (la pauta) y políticos del propietario de RCN.
En su amarga despedida, Vélez dijo que continuaría “siendo contrapoder y diciendo la verdad”. El arrogante y derechoso periodista exhibe una evidente confusión conceptual alrededor de la categoría contrapoder. Al ser RCN un actor político de derecha que defiende los intereses y el ethos del uribismo, la noción de contrapoder resulta inaplicable, si tenemos en cuenta que él estuvo al frente de ese espacio informativo por 7 años.
Haberle hecho oposición ideológica y política al presidente Petro desde el 7 de agosto de 2022 no convierte a La FM y mucho menos a Vélez en agentes de contrapoder, por una razón: la familia Ardila Lulle, propietaria de RCN, es un poderoso actor político que compite con el imaginado poder institucional y cultural del presidente de la República. El mismo Petro lo advirtió: “somos gobierno, pero no tenemos el poder”. Es más, al interior del mismo Pacto Histórico se asume la administración Petro como un ejercicio de contrapoder a la fuerte oposición institucional, política y mediática que las fuerzas del uribismo (incluye a los clanes Char, Gnecco y a Germán Vargas Lleras).
En cuanto a la verdad, Vélez también acusa una errónea comprensión de qué es eso de la verdad periodística. Su tirria y antipatía hacia todo lo que huela a izquierda le hicieron pensar que él representaba la verdad “revelada”, cuando lo que al final se demostró es que la verdad periodística es una ilusión creada y recreada por los periodistas corporativos, que les sirve para negar que trabajan para un patrón y que por más “libertad editorial” que tengan, los límites siempre aparecen cuando se toca la pauta y con ello, el bolsillo del propietario.
Ojalá se tome un tiempo para meditar sobre el tipo de periodismo que viene haciendo. Lo que quedó claro es que, desde el 7 de agosto de 2022, dejó de lado el ejercicio periodístico, para dedicarse al activismo político. Quizás sus confusiones conceptuales en torno a la verdad y al contrapoder se originen en esa transición de periodista a bodeguero-activista.
@germanayalaosor