Semana y María Jimena
hablaron de nuevos capos:
un viejo cartel de sapos
que mercaron cosa buena.
Es una opinión ajena
de los que se dan gran vida
con holganza bien sabida,
que mucha gente conoce,
pero el pueblo desconoce
que es “fortuna mal habida”.
Claro, no dijeron nombres.
Tan solo regaron pistas
de riquezas imprevistas,
de conocidos prohombres.
Es mejor que no los nombres;
en el indicio hay empeños,
y a muchos les quita el sueño
esa afirmación directa
de la suspicacia abierta
al decir que son costeños
¡Costeños! gritaron todos
con marrulla de perplejos,
que hemos visto esos pellejos
embadurnados de lodos.
Ya no son rojos ni godos,
-si no recordamos mal-
hablando en plata cabal,
por las tiendas y el equipo,
nos parece que esos tipos
son de Cambio Radical.
En fin, qué bueno saber
cómo hicieron la platica
que los mantiene ahoritica,
usufructuando el poder.
Por su pasado de ayer,
hoy les muestran los colmillos,
y los señalan de pillos,
porque en los grandes negocios,
dizque hubo mafiosos socios
que llenaron sus bolsillos.
Una historia conocida
que ha saqueado al país,
por esa actitud torcida
de una clase así ascendida
con el mal en la raíz.
GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ