Diego Armando Maradona fue un hombre de polémicas. Su vida estuvo plagada de problemas con la FIFA y con la prensa, por mencionar solo dos. Exceso de drogas, suspensión por dopaje, demandas por paternidad, denuncias por violencia de género y acoso sexual, problemas con el fisco italiano, apoyo a Hugo Chávez y Fidel Castro, son algunas de las excentricidades que rodearon la vida privada del Diego.
Ahora bien, tenía razón en lo que dijo un día portando la camiseta del Boca Juniors: “la pelota no se mancha”. Y es que es imposible, para cualquier ser humano que diga conocer de futbol, negar el talento innato de la zurda del 10 que brilló -y pateó- con luz propia en el Napoli, otorgándoles su único título internacional en 1989, y la tan ansiada Copa Mundial México 1986, certamen donde fue la figura indiscutida y el mismo Maradona se dio el gusto de vencer a Inglaterra y así restaurar de algún modo el orgullo herido por la invasión de Las Malvinas.
Diego Maradona es un legado que nadie podrá borrar, tanto por lo bueno como por lo malo. Esa aura de rebelde, de polémico y excéntrico, son factores que terminaron por convertir al Diego en un ícono de la cultura popular latinoamericana por más de tres décadas, donde niños y jóvenes que nunca lo vieron jugar lo tienen hoy como un ídolo, el modelo futbolístico a seguir.
La muerte de ‘Dieguito’ Maradona es sin duda alguna una perdida lamentable para el fútbol, pero en la memoria vivirán todas sus gambetas, sus regates, sus golazos y sobre todo, la alegría que le inyectaba al deporte que nunca dejó de amar.
Paz en tu tumba, che boludo…