Las imágenes que dejan las prácticas genocidas perpetradas por Israel en Gaza son impúdicas y producen asco hacia el Estado sionista e invasor. Quizá no en la misma dimensión, las fotos de cientos de miles de inmigrantes latinoamericanos y africanos apostados en la frontera entre México y Estados Unidos también son obscenas y generan repudio, no solo contra los gobiernos de los países de origen, sino hacia el norte opulento y la globalización misma, mirada esta como la variable económica que refleja las sempiternas relaciones de dominación entre Norte y Sur.
Mientras los migrantes esperan a que se abran las compuertas que les impiden dejar atrás el infierno de las caminatas y sus sufridas vidas en sus países de origen, al interior de Estados Unidos, la tierra prometida del capitalismo, republicanos y demócratas hacen todo para que semejante crisis humanitaria se extienda en el tiempo.
En el actual contexto electoral, la penosa situación de los inmigrantes en lugar de atenuarse tiende a hacerse más gravosa. Si Trump resulta electo, lo más probable es que endurezca las medidas anti migratorias, que lo lleven a poner un inexpugnable tapón en la frontera con México. Además de cerrar la frontera con el país azteca, Trump iniciaría una persecución étnico-racial de todos aquellos latinoamericanos y africanos cuyo estatus migratorio no esté resuelto. Los sentimientos nacionalistas y xenofóbicos pondrían a los migrantes en situación de riesgo ante la intemperancia de la “migra” y de los americanos “puros” que odian a todos aquellos que les hablan con acento o que tienen un color de piel diferente.
Biden podría intentar morigerar sus medidas migratorias, pensando no solo en minimizar el impacto electoral de la actual crisis humanitaria que se vive en la frontera mexicana, sino en responder a los empresarios del campo afectados por el impedimento de contratar mano de obra barata e ilegal (mexicanos, colombianos, hondureños) para recolectar frutas y dar cuenta de otras actividades agrícolas.
Lo cierto es que la suerte de cientos de miles de andrajosos está en manos de los siempre interesados discursos de republicanos y demócratas. Sus militantes y seguidores juegan el rol de jueces, pues ellos terminan decidiendo quién entra, es decir, quién vive, o quién no. Así, de esa manera, se erigen como Dioses, hijos del capitalismo y de una malograda globalización. Mientras ello sucede, los gobiernos de los Estados expulsores siguen como si nada, porque lo de ellos es mantener la pobreza doméstica, la misma que les asegura su legitimidad y el tutelaje del gran país del norte.
Mientras Israel asesina palestinos pobres pensando en favorecer los procesos de gentrificación que se pondrán en marcha en las zonas devastadas y ocupadas, los pobres de esta parte del mundo mueren lentamente, mirando cómo se desvanece el llamado “sueño americano”. Las prácticas genocidas de Israel y el juego electoral y político con los inmigrantes, al interior de Estados Unidos, hacen parte de un mundo deshumanizado y violento.
@germanayalaosor