¿Habrá alguna autoridad idiomática en este país que pueda por favor ponerle coto al empleo excesivo del superlativo «demasiado» en boca de presentadoras de farándula cada día más ignaras de su lengua vernácula, valga la prosopopeya? Meter «demasiado» en una frase como parte de un elogio se ha vuelto ‘demasiado de moda’, para caer en la hipérbole de una tendencia que en lo musical practica su propia jerga: «deliciosísimo, muy delicioso».
Hasta hace unos meses la moda era reemplazar el verbo poner por el supuestamente elegante «colocar», calentura al parecer ya superada, aunque algunos afirmen haber oído caer en ella al mismísimo Alberto Casas Santamaría, sin que haya modo de probarlo. La que si se deja probar es la última perla que ‘colocó’ una núbil presentadora de Estilo RCN, quien este viernes 11 al mediodía, al introducir con diminuta falda -demasiado corta, mejor dicho- a uno de los protagonistas de Soñar no cuesta nada, Diego Cadavid, lo definió como «demasiado buen actor». De donde se colige que el hombre no actúa bien, en sujeción al Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) que define la demasía como «exceso, atrevimiento, insolencia, descortesía, desafuero».
¿De dónde habrá salido «demasiado» como muletilla para indicar que algo es muy bueno, cuando en estricto sensu significa lo contrario? ¿Por qué si a un evento acudieron demasiadas personas significa que tuvo éxito, cuando ello obligaría como mínimo a quejarse ante los organizadores por tamaña imprevisión? En la misma tónica, se escucha que «el caos es total» (como si hubiera un caos parcial), y lo que antes era mucho se volvió no muchísimo sino «¡muchisisísimo!».
Se peca por exceso, pero también por defecto. En días recientes otra impúber (en lo lingüístico, ojo) presentadora de RCN Televisión -que es donde más yerros se cometen, y hay cómo probarlo- vio que un desfile de modas «sorprendió por su sobriedad excesiva». O sea que hasta lo sobrio puede ser ahora objeto de esa contumaz tendencia a la magnificación mediática de todo lo bueno que nos rodea, incluido por supuesto el presidente de la República en ejercicio, de quien el citado canal practica reverente culto a su imagen… y a nadie parece importarle demasiado.