Muerte política a Rodolfo Hernández

Por GERMÁN AYALA OSORIO

No sorprende la sanción política a 14 años que acaba de proferir la Procuraduría General de la Nación (PGN) en contra del excandidato presidencial Rodolfo Hernández Suárez por el caso Vitalogic. Era cuestión de tiempo. Falta el cierre del proceso penal al que Hernández está vinculado en calidad de imputado. Ya la Fiscalía le imputó cargos. Si hay coherencia en la lectura de los hechos punibles, el juez del caso deberá encontrarlo culpable por delitos de corrupción.

Después de conocido el hecho político, de inmediato se nos viene a la mente la pasada campaña presidencial de la que hizo parte Rodolfo Hernández como el candidato que compitió hasta el final con el entonces candidato Gustavo Petro, hoy presidente de la República. Resulta interesante que después de largos ocho meses se castiga a Hernández por corrupto, cuando su candidatura presidencial estuvo fundada en luchar contra la corrupción. De hecho, el movimiento político conocido como Liga de Gobernantes contra la Corrupción fue la plataforma electoral que le sirvió a Hernández Suárez para posicionar su discurso anti corrupción, a pesar de que ya arrastraba los impedimentos éticos y señalamientos morales por el mismo caso de Vitalogic.

Al pasar a la final con Gustavo Petro, la derecha, la ultraderecha y los anti Petro se unieron a la artificiosa causa anti corrupción de Hernández. Entonces, el cinismo afloró en los millones de colombianos a los que les importó muy poco el cuestionado pasado público del entonces candidato presidencial. La farsa estaba perfectamente justificada porque a como diera lugar había que derrotar al “exguerrillero, al izquierdista que traería hambre, al castrochavista que nos convertiría en Venezuela”. El titular de Semana iba en la misma engañosa dirección: ¿Exguerrillero o Ingeniero?

Hoy en las redes sociales las figuras públicas que votaron por él intentan borrar los trinos y arengas en favor de Hernández. No sé si sentirán vergüenza por lo actuado en ese momento, lo cierto es que, independientemente de estar de acuerdo o no con el proyecto político de Petro, quienes votaron en 2022 por Rodolfo Hernández a sabiendas de sus andanzas, actuaron bajo la impudicia propia de quienes suelen tomar decisiones basados en el vergonzante y peligroso pragmatismo político muy común en la derecha colombiana.

Que exista una Liga de Gobernantes contra la Corrupción cuya máxima figura esté imputado por delitos de corrupción y hoy inhabilitado por 14 años; y que hace unos años un fiscal anti corrupción, Luis Gustavo Moreno, haya sido condenado por corrupto, nos expone ante el mundo como sociedad paradójica, cuyos miembros suelen actuar con total cinismo, inmoralidad y procacidad porque ante todo, lo que debe prevalecer es la línea “ética”, pero inmoral, del régimen de poder o del orden establecido.

Cobra vida entonces lo que Bourdieu llamó la “paradoja de la doxa»: «Nunca he dejado de asombrarme ante lo que podía llamarse la paradoja de la doxa: el hecho de que la realidad del orden del mundo, con sus sentidos únicos y sus direcciones prohibidas, en el sentido literal o metafórico, sus obligaciones y sus sanciones, sea grosso modo respetado, que no existan más transgresiones o subversiones, delitos o “locuras” (basta con pensar en el extraordinario acuerdo de millares de disposiciones – o de voluntades – que suponen cinco minutos de circulación en coche por la plaza de la Bastille o de la Concorde); o, más sorprendente todavía, que el orden establecido, con sus relaciones de dominación, sus derechos y sus atropellos, sus privilegios y sus injusticias, se perpetúe, en definitiva con tanta facilidad, dejando a un lado algunos incidentes históricos, y las condiciones de existencia más intolerables puedan aparecer tan a menudo como aceptables por no decir naturales.»

La verdad es que Rodolfo Hernández Suárez, digno representante del sistema patriarcal dominante, machista, violento y corrupto, de acuerdo con el fallo en primera instancia de la PGN, fue el instrumento con el que la derecha creyó que iba a derrotar electoralmente a Gustavo Petro, con el artificioso discurso anticorrupción. 

De la misma manera como el abogado Abelardo de la Espriella dijo que “la ética no tiene que ver con el derecho”, los amigos del pragmatismo político consideran que en momentos en los que toca jugársela por mantener el orden establecido, así este sea inmoral, no importa la ética. Lo que se traduciría en que la política nada tiene que ver con la ética.

@germanayalaosor

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