Por HUMBERTO TOBÓN*
En Colombia tenemos suficiente agua para entregarle teóricamente a cada persona 777 metros cúbicos cada año. Pero en realidad, el promedio que recibe cada colombiano es de 37 m3. Esta estadística, sin embargo, oculta una inequitativa distribución del líquido. Quien vive en los estratos socioeconómicos uno o dos, apenas sí recibe anualmente 12 m3, en tanto alguien de los estratos cinco o seis consume 91 m3.
De los 38 mil millones de m3 de agua disponible anualmente en el territorio nacional, sólo 2 mil millones de m3 (5,23%) tienen como destino el consumo de las familias. Hay 25 mil millones de m3 que son usados por los sectores agrícola y eléctrico, en tanto 11 mil millones de m3 se destinan para las actividades industriales, comerciales e institucionales.
La oferta hídrica colombiana no se distribuye de manera equitativa. No todos tienen acceso al agua. De acuerdo con cifras del Ministerio de Ambiente (Estudio Nacional del Agua, 2018), hay 350 municipios en el país que no poseen agua potable y casi 500 enfrentan problemas de continuidad en la oferta residencial del líquido en las áreas urbanas.
Los problemas de abastecimiento de agua no son exclusivos de municipios pequeños y lejanos como Aratoca, Ovejas o Natagaima, ni en localidades con algún desarrollo económico como Duitama o Puerto Colombia, sino también de ciudades capitales como Sincelejo, Santa Marta y Quibdó.
El riesgo de no tener agua suficiente en muchas regiones del país está asociado a la pérdida de los glaciares y los daños casi irreversibles en los páramos, debido a drásticos cambios del clima y a actividades como minería, ganadería y agricultura.
Un número importante de ríos y quebradas que surten los acueductos en el país, presenta contaminación por aguas residuales provenientes de las industrias y los hogares, debido a que la mayoría de municipios colombianos no les hace tratamiento. Se calcula por parte del Ministerio de Ambiente, que el 50% de estas aguas servidas llegan directamente a las fuentes superficiales. El caso de Bogotá es dramático, pues sólo trata una quinta parte de los vertimientos, mientras que en Barranquilla, únicamente se dispone de lagunas de oxidación para su manejo.
Alrededor del 50% del recurso hídrico en Colombia no se puede utilizar por problemas de calidad, reconoce el Ministerio de Ambiente. Para garantizar que todo el país tenga agua apta para consumo humano y esté a disposición de manera fácil y cercana, se requiere una inversión anual de $6,5 billones, durante un periodo de por lo menos doce años, de acuerdo con las cifras del gobierno nacional. La inversión actual es de $2,4 billones por año.
Es necesario crear conciencia sobre el cuidado del agua y los impactos de su escasez. Para dimensionar el problema social, se debe saber que una tercera parte de los municipios colombianos abastecen sus plantas de acueducto con agua que es llevada por carrotanques, y en los lugares donde no hay conexiones domiciliarias, las gentes hacen largos recorridos para llenar sus bidones.
*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy Subgerente de Planeación Regional.