La noticia de lo acontecido con Chita y Pancho, los dos chimpancés muertos con disparos por parte de la Policía y el Ejército según reportan las autoridades, ha tenido una atención especial de los medios nacionales y fuertes reacciones de organizaciones animalistas.
Las redes sociales han mostrado la indignación de miles de ciudadanos por el cruento desenlace de la fuga de los dos chimpancés, que se encontraban al cuidado y protección del bioparque Ukumari. La gente se pregunta, esencialmente, por qué tuvieron que disparar a matar y por qué no usaron tranquilizantes. Las respuestas han sido confusas y dejan un manto de duda sobre el procedimiento.
Sólo se habla de Pancho y su presunta agresividad, de acuerdo con la fuente policial, lo que hizo que debieran dispararle con un fusil y aplicar unos códigos de seguridad para proteger a los ciudadanos. Pero en el caso de Chita, una chimpancé vieja y desdentada, las explicaciones no se han dado de manera convincente.
¿Por qué no hubo tiempo para utilizar dardos tranquilizantes, pero sí para disparar a discreción? Esta es una duda que le surge a la Fiscalía, que ya inició las investigaciones. En tanto, la Procuraduría y la Carder piden explicaciones sobre por qué fallaron los protocolos de cuidado y rescate.
Este luctuoso acontecimiento debe servir para revisar con especial atención los protocolos de seguridad que se tienen al interior del Parque, además de socializar cuáles han sido los resultados de los simulacros de emergencia, y si estos se cumplieron con la salida de Chita y Pancho de su lugar de reclusión.
Leyendo los miles de comentarios en las publicaciones de los medios de comunicación y redes sociales, es claro que los ciudadanos reclaman saber cuál es el nivel de riesgo de fuga de los otros animales y si se han atendido las recomendaciones propuestas por veterinarios y cuidadores, en torno a los procedimientos que se deben ir ajustando en los espacios donde permanecen los ejemplares.
Es evidente que un tweet emitido por el bioparque lamentando lo sucedido, no es suficiente para tranquilizar a una opinión pública sorprendida e indignada, que es cada vez más sensible frente a los derechos de los seres sintientes. Esto es lo que explica las extenuantes batallas por lograr la liberación de animales silvestres, como en buena hora lo está haciendo la Carder, que desplegó la operación Arca de Noé para permitir que 500 animales de distintas especies volvieran a su hábitat natural, cumpliendo de esta manera su compromiso con la conservación y la biodiversidad.
Bien vale la pena que haya explicaciones convincentes sobre lo que pasó con Chita y Pancho y que los ciudadanos estemos seguros de que las inversiones y la contratación de personal en el Bioparque sí tienen como propósito superior la protección, el cuidado y la seguridad de los animales allí recluidos y exhibidos.
@humbertotobon
*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy Subgerente de Planeación Regional