Por GERMÁN AYALA OSORIO
La carta que el expresidente Andrés Pastrana Arango le envió al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, tiene un tufillo de revanchismo político-electoral, al que se suma el talante panfletario con el que el hijo de Misael Pastrana queda muy mal parado ante la opinión pública y probablemente, ante el propio presidente americano.
Miremos apartes del contenido de la misiva. El dirigente conservador exalta el Plan Colombia por ser fruto del trabajo bipartidista de republicanos y demócratas que finalmente aprobaron dicha política pública internacional que se aplicó en Colombia sin ningún control político por parte del Congreso colombiano. La referencia a dicho plan la hace el fatuo y mendaz expresidente, para aludir a la “amistad” que supuestamente los une, de la que el mismo expresidente colombiano tiene dudas, al decir “me atrevo a decir”.
El tono de la carta es propio de un resentido que usa su condición de expresidente para quejarse del actual presidente de la República, con el que sostiene un enfrentamiento político. Pastrana señala en la carta que Petro “una vez en el poder, aceleró el desmonte de los componentes sociales y antinarcóticos del Plan Colombia”. Seguramente el nefasto político conservador se refiere a Familias en Acción, un programa que se volvió, a partir de su gobierno, en política pública de Estado con la que se consolidó la perversa relación clientelista entre los aspirantes a la presidencia y las familias pobres beneficiadas con la entrega de esas migajas de subsidios. Hay que decir que esas ayudas dan vida a lo que se conoce como las trampas de la pobreza. Por el contrario, lo que hizo el gobierno de Petro es concentrar esas ayudas en un programa más robusto, para hacerlas más eficientes y eficaces en sus propósitos.
A renglón seguido, Pastrana (palabra que significa “mal hecho”, “burdo”) le dice a Biden que “hoy no hay paz en Colombia”. Olvida decir este infantil y chapucero expresidente que desde el mismo Estado, manejado por el uribismo, se torpedeó la implementación del Acuerdo firmado con las Farc, con varias acciones presidenciales a cargo del también pueril y vanidoso del Iván Duque Márquez: las objeciones al estatuto de la JEP, lo que demoró un año el arranque de esa jurisdicción de paz y a las 16 curules para la paz; a lo que hay que sumar, la malversación de los recursos de la Ocad-Paz y su política Paz con Legalidad.
Este fanfarrón conservador parafrasea lo dicho por The Economist sobre la Paz Total de Petro: “la Colombia de Petro es un caos de orden público y criminalidad en el que las imperantes organizaciones del narcotráfico negocian de tú a tú con el gobierno”. Miente el expresidente, puesto que lo que hasta el momento hay son propuestas de beneficios y obligaciones para las estructuras narco paramilitares que le apuesten a la entrega de rutas, bienes y verdad sobre sus andanzas. Aún no hay mesas instaladas.
En su estado decadente Pastrana insiste en sobrevalorar el Plan Colombia, señalando que con su aplicación se redujeron los cultivos de uso ilícito a 40 mil hectáreas. Guarda silencio, con evidente cinismo, frente a los daños ecológicos y ambientales que dejaron las acciones de fumigación con glifosato y la violencia paramilitar que creció exponencialmente durante su administración. Esas dos acciones combinadas, terminaron con el desplazamiento forzado de millones de campesinos y el aumento de la concentración de la tierra por desposesión. Al final, su llamado Plan Marshall a la colombiana fue un fracaso. Y lo fue desde el preciso momento en el que Pastrana dejó que el entonces presidente Bill Clinton le cambiara la relación Paz-Guerra, por Guerra-Paz, lo que significó que las “ayudas” para la confrontación armada se acercaran al 80%.
Termina este bufón y momio del Establecimiento colombiano diciendo que Colombia está al borde de la narcocracia. Hay que recordarle a este ladino y al parecer lascivo expresidente que en el pasado se probó la entrada de dineros del narcotráfico a las campañas Samper presidente y Duque presidente (Ñeñepolítica). Es más, circulan versiones que dicen que para la época, la campaña Pastrana presidente también recibió dinero del Cartel de Cali.
No sé si esa misiva la lea el presidente Biden. Y si al hacerlo termine por darle o no la razón a Pastrana. Lo cierto es que esa carta hace posible ver a Pastrana siendo Pastrana, esto es, un ser infantil, ladino y un traidor.
@germanayalaosor