Por nuestro derecho al silencio

Por PUNO ARDILA

Pareciera que en nuestro país fuese imprescindible añadir el bochinche a la oferta de productos; lo que sea: pantalones o baldosas, celulares o alimentos, zapatos o señal de televisión; cualquier cosa que ofrezcan tiene que venir con un equipo a todo volumen, como si por la compra de una moto o de una camisa tuviera uno que llevarse una sordera de ñapa. O de ‘vendaje’, que ya no se ve ni con el pan.

Ese es un factor que nos falta en el tercer mundo para comenzar a aproximarnos a un estado civilizado: el silencio. Pero nuestro nivel de decencia es muy bajo, y el nivel de tolerancia es aún más bajo; de modo que nuestras dos únicas alternativas son: o nos ensordecemos a las malas (o a las buenas, como dijo el de Cabecera, insonorizando nuestro mundo personal), o nos aguantamos el ruido de la “música” estridente en restaurantes, buses, taxis, almacenes, etcétera, etcétera.

La solución está a la vista, si las leyes se cumplieran. Pero la guerra contra el ruido y la falta de identidad está perdida, y más ahora, cuando vemos la campaña “cultural” del Alcalde de Bucaramanga, cuyos fondo y forma tienen como elemento de identidad las mal llamadas cumbias, que ni colombianas son siquiera, y tenemos entonces que resignarnos a que no solo es el comercio el que nos da leña a quienes somos esa minoría no reconocida, social ni comercialmente, que entiende el arte y la cultura lejos del tintineo de las cajas registradoras y del bochinche de los medios de comunicación conductistas y adoctrinadores, como Olímpica y Tropicana.

Sí. Es claro que los gobernantes (tantos que hay por el estilo de Juan Carlos Cárdenas) están saliendo del clóset cultural y sin ruborizarse en lo más mínimo pregonan sus “gustos” y defienden lo indefensable (cultural y artísticamente hablando, claro), pero que, en el mundo que nos tocó vivir, aunque no haya razones, el que manda manda, aunque mande mal. Prueba de ello es que Bucaramanga es un caos; no solo por la movilidad. Al tiempo que falta la conciencia hay muy altos niveles de agresividad; además, la ignorancia frente a las normas completa el terrible cuadro.

«Cualquier cosa que ofrezcan tiene que venir con un equipo a todo volumen, como si por la compra de una moto o de una camisa tuviera uno que llevarse una sordera de ñapa».

En las calles la gente no sabe sino “echar pa’lante”, y “pa’lante” significa ir en contra de cualquier norma, empezando, por supuesto, por los motociclistas, que no hacen un pare ni respetan la luz roja, que andan en contravía, por los andenes, y le cargan a su motico hasta cinco personas, sin casco y sin edad suficiente, y suponen que la luz direccional es el rayo de Zeus, que hace que el universo entero se paralice y se le abra paso de inmediato al genial conductor que encendió la intermitente, que, por cierto, deja encendida hasta que llega a su destino.

Pero la prueba de que todo está patas arriba es que los dueños de los bares de la “cuadra picha” convocaron a una marcha para que la rumba y el bochinche en este sector residencial puedan ir nuevamente hasta las cuatro de la mañana. «Los propietarios de bares, discotecas y algunos restaurantes están dispuestos a movilizarse si se mantiene el horario actual de cierre de sus locales a las dos de la mañana». En eso sí que hemos avanzado como “civilización”: de tener que cerrar a las once de la noche, ya vamos en las cuatro de la mañana.

Y lo de la “conciencia” cobra sentido cuando se reunieron estos propietarios con los residentes del sector, y una de las propuestas, sin sonrojos ni vergüenzas, fue que, en vez de que ellos regulen el volumen y que insonoricen sus establecimientos, es que los residentes que quieran dormir tranquilos tienen que reformar sus viviendas e insonorizarlas, con vidrios dobles, y hasta con cartones de huevo, quizá.

Así como hoy lo normal es que se pida limosna para no robar, o se robe para alimentar una familia, o se acuchille pero se pida perdón para evitar el linchamiento, llegamos a que los bochinchosos deciden lo que deben hacer quienes estamos reclamando por nuestro DERECHO AL SILENCIO.

@PunoArdila

(Ampliado de Vanguardia)

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