Por DIEGO OTERO PRADA
Muy dicientes las declaraciones del nuevo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, según las cuales va a continuar con las políticas ortodoxas del exministro José Antonio Ocampo.
Habla de seguir con el cuento de cumplir con la regla fiscal, que en ningún país del mundo se cumple.
En el área petrolera se aparta del exministro José Antonio Ocampo, ya que afirma que no se harán nuevos contratos petroleros: error gravísimo, en esto sigue las orientaciones de su jefe y de la ministra de Minas y Energía. Claro, intenta soslayarlo diciendo que hay que esperar al informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), todo un sinsentido, porque para explorar no hay que esperar nada.
Igualmente, reafirma la política del aumento en los precios de las gasolinas, para llevarlos a más de 15.000 pesos el galón, pero no modificará el precio del diésel, porque sabe que se produciría una protesta gigantesca.
Mantiene además las políticas del Fondo de Estabilización de Precios, creado en el gobierno de Álvaro Uribe, con un déficit hoy de 30 billones de pesos, dizque para disminuirlo. Pero, dado que el precio del diésel no se va a incrementar, este Fondo seguirá creciendo, con lo cual el argumento de reducir el déficit del fondo se cae.
Utiliza la regla fiscal para justificar el aumento del precio de los combustibles, cuando la solución es acabar con el Fondo de Estabilización y que el gobierno pueda tener una política autónoma sobre el manejo de los precios de los combustibles.
Da grima ver a Ricardo Bonilla hablar en tono imperativo que hay que subir los precios, cumplir regla fiscal, y seguir con el Fondo de Estabilización. Deben estar felices en el FMI, el Banco Mundial, la OCDE y los neoliberales con estas declaraciones.
Muy grave que un gobierno que se dice de cambio siga con políticas neoliberales impulsadas por el FMI y el Banco Mundial, para evitar que los países autosuficientes en petróleo tengan precios internos inferiores a los internacionales. Al asumir la política de cobrar según los precios internacionales, se pierde esta ventaja competitiva y da lo mismo tener o no tener petróleo, en cuanto a la competitividad energética.
El nuevo ministro habla de controlar la inflación, pero el mismo gobierno la agrava cuando permite que el incremento de los precios de la gasolina este año se acerque al 80%; esto implicará tres (3) puntos más de inflación.
En artículo pasado mostré como los automóviles son utilizados por todos los estratos, siendo la minoría los de estratos 5 y 6. Y que -por tanto- los precios de los combustibles afectan a todo el mundo, al sector productivo, a la industria, al comercio y al sector rural. El argumento de que precios bajos subsidian a los ricos es falaz, es desconocer las estadísticas, es pura ignorancia.
En definitiva, ¿cuál es la diferencia en las políticas económicas con los anteriores gobiernos? Siguen mandando el pensamiento ortodoxo y las instituciones financieras internacionales. Este no es el cambio que queríamos.
@DiegoOteroP