Romea y Julieto, conmigo y para siempre

Yo, la Romea del siglo XXI, he trepado hasta tu ventana para entregarte todo mi amor y manifestarte mi deseo para que me acompañes siempre, siempre, siempre…

Nuestro romance no ha sido ni será de pocos días, ni nos conducirá a la tragedia. Y nuestras familias continuarán siendo nuestros cómplices, esta pareja que tras casi 27 años permanece tan sólida como las rocas de Isua en Groenlandia y tan suave como el agua que le ha dado oxígeno a nuestro planeta durante millones de años.

Mi Julieto me tuvo, durante unas horas, mientras los cirujanos lo exploraban, con su corazón titiritando en mi alma; temí, por momentos que para mí fueron eternidades, que se detuviera y me dejase con él, y sin él, entre mis manos, y en el vacío de los vacíos que no pueden ocuparse…

Pero el hermoso corazón de mi Julieto ha decidido, y en realidad nunca había ni siquiera dudado, seguir pegado al mío, para que muy juntitos continuemos latiendo en pareja.

Hoy ya estamos nuevamente en casa con nuestro nano hermoso, que ha venido a consolidar ese trío de amor invulnerable. 

Julieto mío: aquí está tu Romea, que lo único que pide es que conserves mi corazón contigo, tal como yo lo hago con el tuyo.

¡Un bonito beso para ti, para nosotros y nuestra perpetua complicidad!

OLGA GAYÓN/Bruselas

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