Siempre hemos escuchado que somos la democracia más antigua de América Latina. No hay discusión en eso, pero según clasificación anual de la publicación británica The Economist, Colombia no es una democracia «total», apenas le alcanza para «defectuosa».
Desde el 2006 The Economist publica este ranking, que busca medir la salud de la democracia en todos los países del mundo. El listado comienza con Noruega, visto como país más democrático del mundo, y finaliza en Corea del Norte, una monarquía comunista hereditaria que es de lejos la peor democracia, según dicho análisis.
Cada país obtiene un puntaje (que va de 0 a 10), con base en 60 indicadores dentro de cada categoría, y diferenciando entre democracia y régimen. El informe clasifica a 167 países entre democracias plenas (8 a 10 puntos), democracias imperfectas (6 a 8), regímenes híbridos (entre 4 a 6 puntos) y regímenes autoritarios (por debajo de 4 puntos).
Contrario a lo que se podría pensar, en Colombia la democracia va más allá de la participación en las elecciones. Además del simple llamado a elecciones cada cierto tiempo, se evalúan los siguientes puntos: pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política.
En la categoría de democracia plena se ubican 25 países tres de ellos en América Latina: Uruguay, con 8,61; Chile con 8,28 y Costa Rica con 8,16. Los primeros cinco son Noruega (9,81); Islandia (9,37); Suecia (9,26); Nueva Zelanda (9,25) y Canadá (9,24). Pero, ¿qué significa democracia plena?
Las democracias plenas son países con libertades políticas básicas y las libertades civiles respetadas. Además, están respaldados por una cultura política propicia para el florecimiento de la democracia. El funcionamiento del gobierno es satisfactorio, los medios son independientes y diversos. Existe un sistema eficaz de controles y equilibrios; el poder judicial es independiente y las decisiones judiciales son cumplidas a cabalidad.
En el segundo escalón están las democracias defectuosas, algo que en algunos países, para que no suene tan feo, llaman democracia flexible o imperfecta. En este rango aparecen 52 países y ahí se encuentra Colombia, ocupando la posición 7 en la región y la 46 en el listado general, con un puntaje de 7,04.
En las democracias defectuosas hay elecciones libres y justas y se respetan las libertades civiles básicas. Sin embargo, existen problemas de gobernanza, una cultura política subdesarrollada y bajos niveles de participación política.
Dentro de los regímenes híbridos hay 35 naciones. El Salvador y Hong Kong entre los que son descritos así: en los regímenes híbridos las elecciones tienen irregularidades sustanciales, que impiden que sean libres y justas. Además existe presión del gobierno sobre los partidos y candidatos de la oposición, así como también hacia los medios de comunicación y al poder judicial. La corrupción tiende a ser generalizada y el Estado de Derecho es débil.
En los regímenes autoritarios hay 92 países: Nicaragua, Cuba y Venezuela se encuentran ahí, con los peores puntajes de la región. La publicación les dio una calificación que no supera los 3,60 puntos.
Venezuela ocupa el puesto 146 del listado y se ubica cerca de países como China, Corea del Norte, la República Democrática del Congo, Siria y Arabia Saudita, donde los índices democráticos son apenas de un punto o dos.
Los últimos cinco países que cierran la lista de 167 son Chad (1,55), Siria (1,43), República Centroafricana (1,32), El Congo (1,13) y Corea del Norte (1,08).
Los regímenes autoritarios son Estados donde el pluralismo político está casi ausente. Existen muchos abusos a las libertades civiles, en muchos casos aplicándose represión directa. Además, la independencia judicial no existe. En muchos casos los países clasificados en esta categoría son dictaduras.
En cuanto a Estados Unidos, el balance es negativo y sigue manteniéndose en la clasificación de «democracia defectuosa» con 7,92 puntos. Y eso que el asalto al Capitolio se produjo este año…