Después del acto de bellaquería que protagonizó el insustancial Miguel Polo Polo contra las madres de los jóvenes asesinados por el Ejército, el presidente de la JEP, Alejandro Ramelli leyó uno a uno los nombres de los 1934 muchachos “fusilados” por agentes estatales, casos que se conocen como los “falsos positivos”. “La pregunta no es la cifra, eso es una pregunta inmoral”, señaló el jurista y cabeza visible de ese Tribunal de Paz. Una vez terminen las investigaciones, ese tribunal de justicia transicional entregará el resto de las identidades, hasta completar las 6402.
Huelga recordar que el señalado congresista recogió y botó a la basura las botas que representaban a los muchachos asesinados por el Ejército, a los que se las pusieron al revés. Además, Polo Polo exigió que a las adoloridas madres presentes en el Congreso y a los senadores y representantes que repudiaron su agraviante acto que le mostraran la lista de los jóvenes asesinados, identificados cada uno con su número de cédula. Hoy 28 de noviembre, más de ocho días después, la JEP le entregó la lista al país y de manera indirecta al insignificante e ignaro político uribista.
El calificativo de inmoral que usa Ramelli debe extenderse y aplicarse para nombrar a quienes insisten a asumir posturas negacionistas para desconocer la desviación misional que sufrió el Ejército nacional durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y los impúdicos resultados obtenidos: 6402 civiles asesinados de manera cobarde, ilegal y cruel.
Junto a ese homúnculo que ostenta la credencial de congresista, la ladina senadora María Fernanda Cabal se viene mofando también de las madres de Soacha y de otras cuyos hijos fueron ultimados por militares que, cumpliendo directrices emanadas de la política de defensa y seguridad democrática (2002-2010), los vistieron de guerrilleros, asesinaron y presentaron como “bajas en combate”. Durante esos ocho años de aplicación de la temida política de Seguridad Democrática la perfidia se convirtió en un valor castrense, defendido desde las huestes del uribismo.
El acto de desagravio organizado por la Justicia Especial para la Paz (JEP) es, en sí mismo, un episodio y un ejercicio de memoria histórica con el que se prueba la veracidad de los hechos criminales perpetrados por “héroes de la Patria” y se consolida la narrativa que indica que dentro de la derecha uribizada existen agentes políticos inmorales y crueles que, además de exhibir sin pudor alguno sus estultas actitudes negacionistas, se exponen como fieles seguidores de esa visión weberiana del Estado en la que se defiende a dentelladas la violencia legítima del Estado. La JEP de manera directa le envía al congresista Polo Polo este mensaje: ahí está su hijueputa lista de los falsos positivos.
Cabal y Polo Polo son negacionistas de los falsos positivos y de otras prácticas violatorias de los derechos humanos. Sus inmorales posturas las asumen porque están amparados, quizás sin saberlo, en aquella doctrina de Max Weber que esgrime que la violencia del Estado siempre devendrá legítima. Ya lo había hecho en su momento Paloma Valencia, otra agente del uribismo que cree a pie juntillas en que el Estado es la única estructura de poder que puede y debe violentarnos. Esto dijo a la revista Semana a propósito de los informes entregados por la Comisión de la Verdad: “En su narrativa, la Comisión de la Verdad equipara al Estado con los paramilitares y la guerrilla. Me parecen monstruosos los paramilitares y la guerrilla. El Estado, con total legitimidad, entregó la vida de muchísimos hombres y mujeres, por el bienestar de todos (…). Claro que el Estado cometió errores, pero no puede ser equiparado a la guerrilla y los paramilitares. Grupos ilegales jamás contaron con la legitimidad del Estado y sus fuerzas”.
Estos tres agentes weberianos representan con honores a la derecha colombiana que defiende la inexistente legitimidad del Estado y por ese camino, las acciones ilegales de miembros de las fuerzas armadas que, a pesar del proceso de paz de La Habana, aún siguen plegados a la doctrina del enemigo interno, la misma que siguen extendiendo a todo lo que huela a progresismo y a izquierda.
Adenda: no sería raro que el hombrecillo del Polo Polo exija a la JEP los informes de balística y las fotografías de cada uno de los asesinados, con los orificios de entrada y de salida. De este tipo se puede esperar eso y mucho más.
@germanayalaosor