Por GERMÁN AYALA OSORIO
Por el ser el Estado una forma de dominación en la que confluye la misma perversidad de la condición humana, a su operación deberían de llegar los mejores ciudadanos. Pero, por el contrario, a los Estados suelen llegar mujeres y hombres con las convicciones y deseos más siniestros. Ejemplos pululan.
Para el caso colombiano, a la dirección del Estado han llegado hombres con ideas fatales, alejados de cualquier concepto universal de civilidad, respeto a la vida o consideración alguna con la Naturaleza. Baste recordar a Julio César Turbay Ayala o Álvaro Uribe Vélez.
No se necesitan sentencias judiciales para extraer de estas elementos que ayuden a construir el perfil psicológico de quienes han gobernado al país por tantos años. Solo se necesitan un discurso, un par de frases o quizás un trino.
A las “desafortunadas” frases de mandatarios como Turbay y Uribe se suman las de sus seguidores. Por ejemplo, la congresista Paloma Valencia, quien señaló que hay “atrocidades legítimas”, en referencia a las confesiones que vienen haciendo ante la JEP exmilitares que reconocieron sus responsabilidades en asesinatos de civiles presentados como guerrilleros muertos en combate.
A la senadora caucana hay que decirle que solo un Estado criminal comete “atrocidades legítimas” y que solo ciudadanos enfermos y mentalmente desequilibrados puede aprobar o validar que militares asesinen de manera cobarde y en estado de indefensión, a civiles para irse de permiso, participar de bacanales, comer arroz chino o recibir 100 mil pesos. La monetización de las vidas de 6.402 civiles es una monstruosidad, que confirma que el Estado entre 2002 y 2010 actuó como un aparato criminal al servicio de una élite que dio vida a la más perversa política pública: la de la Seguridad Democrática.
En este contexto, la expresión “atrocidades legítimas” está asociada al talante y la psiquis de quien la lanzó. Y claro, está anclada a lo que en su momento dijo el referente ético y moral de Paloma Valencia: el hoy imputado por graves delitos, el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Dejaré tres frases que el “Señor de las Sombras” pronunció en distintos momentos: 1. «Estoy muy berraco y donde lo vea le voy a dar en la cara marica”. 2. “Si la autoridad, serena, firme y con criterio social implica una masacre es porque del otro lado hay violencia y terror más que protesta”. 3. La “patada es legítima” (en relación con la que le propinó un agente del Esmad a una mujer manifestante).
Para aquellos que no recuerden alguna frase “memorable” del siniestro Julio César Turbay Ayala, les dejo esta perla: “hay que reducir la corrupción a sus justas proporciones”.
Al Estado hay que tenerle miedo cuando a este llegan enfermizos personajes que buscan ejercer el poder sin limitaciones y sin la suficiente autoridad moral para hacerlo. Y termino reconociendo que el Estado colombiano me genera miedo, pánico.
ADENDA: Paloma Valencia no conoce el concepto de legitimidad y tiene una visión amañada de lo que significa la legalidad. Es una congresista con tintes claramente fascistas.
@germanayalaosor
* Imagen de portada tomada de Infobae