Tercera reunión Uribe – Petro: costosa gobernabilidad

Por GERMÁN AYALA OSORIO

La legitimidad social y política del gobierno de Gustavo Petro no está en discusión, pese a las constantes arremetidas mediáticas con las que ciertos agentes económicos y políticos buscan generar un ambiente de intranquilidad que le reste apoyo popular a las reformas que viene haciendo el alto gobierno.

La que no parece estar asegurada es la gobernabilidad, a juzgar por la tercera reunión que el mandatario sostiene con el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez. Aunque no se conocen detalles y pronunciamientos sobre lo conversado, no es difícil intuir que dichos encuentros encarnan alguna forma de negociación política.

Los diálogos entre el presidente Petro y el sujeto sub júdice sirven también para alejar los ruidos de sables que desde el 7 de agosto de 2022 se vienen escuchando. El descontento frente a las políticas y acciones adoptadas por Gustavo Petro está atado a un sector de poder que de tiempo atrás opera bajo el ethos mafioso que hizo posible la privatización del Estado para sus intereses. De ahí que esas reuniones lanzan un mensaje de tranquilidad para aquellos que han estado pensando en tumbar a Petro y sirven para entregarle al presidente las inquietudes de sectores de poder que, cercanos a lo que se conoce como el uribismo, se sienten afectados por medidas presidenciales que tocan monopolios legales y las conexiones mafiosas que de tiempo atrás dirigentes económicos y políticos consolidaron al interior del Estado.

La capacidad de maniobra que está asegurando Petro al reunirse con Uribe Vélez está atada, infortunadamente, a una ética cuestionable, pues cualquier cosa que transen desdice de la corrección moral con la que viene intentando gobernar el presidente, expresada en hechos como la revisión de los leoninos contratos de arrendamiento de predios en las Islas del Rosario con los que suelen pagar favores electorales, o el destape de la corrupción al interior de la SAE (Sociedad de Activos Especiales), convertida en una feria mafiosa durante el gobierno de Iván Duque.

Es bueno para el gobierno actual mantener un diálogo respetuoso y tranquilo con la oposición, pero lo negativo está en lo que representan. Así mandan un mensaje que, en lugar de aclarar el camino del cambio social, lo enturbia e incluso lo hace imposible de transitar. Así las cosas, insisto: Gustavo Petro está alcanzando una costosa gobernabilidad a expensas del más ladino de los representantes del establecimiento colombiano.

Ya van tres reuniones. Es posible que se den más. Las que ocurran en adelante podrán interpretarse de dos sentidos: el primero, un llamado de atención a Petro porque viene desatendiendo los mensajes recibidos del 1087985. Y el segundo, la formalización de la amenaza y la consecuente pérdida de la gobernabilidad, porque al final esta sería el resultado de unas transacciones ético-políticas, a todas luces inmorales.

@germanayalaosor

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