Por HERMANN SÁENZ PRIETO
En septiembre del año pasado se supo que la joven y perspicaz barranquillera Marla Gutiérrez Alfonso fue la abogada que elaboró una acción de incumplimiento contra el Gobierno por ubicar una placa enorme con el nombre de Iván Duque en el recién inaugurado Túnel de la Línea que une al Quindío con el Tolima Grande.
El decreto que habla de este tipo de instalaciones conmemorativas en obras públicas, dice así: “Prohíbese la colocación de placas o leyendas o la erección de monumentos destinados a recordar la participación de los funcionarios en ejercicio, en la construcción de obras públicas, a menos que así lo disponga una ley del Congreso”.
Dos meses después, el Tribunal Administrativo del Atlántico le ordenó al Gobierno (representado en el Ministerio de Transporte) retirar en un plazo de 30 días la enorme placa instalada en la entrada del Túnel de La Línea. El Unicornio conversó con Marla Gutiérrez sobre los pormenores de esta exitosa demanda, pero que en la práctica sigue sin cumplimiento.
El Unicornio: ¿Qué pasó después de que el Tribunal Administrativo del Departamento del Atlántico le dio la razón sobre el retiro de la placa en el Túnel de la Línea?
Marla Gutiérrez: La Presidencia de la República impugnó la sentencia con el argumento de que ellos no tuvieron nada que ver. Así, trataron de desvincularse del caso y apelaron ante el Consejo de Estado. Además, desde el departamento del Tolima alegaron algo similar, y mandaron una veeduría donde decían que muchos ciudadanos de ese departamento estaban agradecidos con el presidente y era la voluntad de ellos. Cuando se impugna, eso queda en efecto suspensivo. Es decir, que el cumplimiento de la sentencia en primera instancia no se puede ejecutar y deja que el Consejo de Estado resuelva la sentencia. Ahí sí tendríamos un fallo determinante del cumplimiento de la misma. Pero hay personas que están actuando como ayudantes del Gobierno y dicen que quitar la placa incurriría en detrimento patrimonial para el Estado, siendo que el verdadero detrimento patrimonial está precisamente en la colocación de esa placa.
Tenemos entendido que unos ciudadanos de Boyacá también mandaron un escrito de coadyuvancia a favor del Gobierno. ¿Qué tiene que ver Boyacá con el Túnel de la Línea?
Eso no es relevante porque yo soy de Barranquilla y también vivo lejos de la obra. En este caso son boyacenses que presentaron un escrito de coadyuvancia: decían que con mi acción yo iba a afectar el patrimonio de todos los colombianos y generar un detrimento patrimonial, porque cuando al quitar la placa se incurre en gastos. A su vez, el Gobierno dice que no tiene nada que ver porque fue un privado el que puso la placa. Si fue un privado, pues ese privado tiene que retirar la placa, porque el contratista de la obra fue quien puso la placa y no estaríamos generando ningún detrimento patrimonial. En una investigación de La W se demostró que esta placa fue colocada por el contratista porque quedó un dinero restante de la obra y para no devolver el dinero, instalaron la placa ahí.
¿Ha conocido casos similares de solicitud de retiros de placas en otras partes del país?
Hay casos similares, sí. Una aquí en el Atlántico, donde pidieron que retiraran la placa del Puente Pumarejo. En Santa Marta pidieron que se retiraran todas las del alcalde Carlos Caicedo. Y en Chía (Cundinamarca) los ciudadanos con cincel y martillo retiraron ellos mismos varias placas. A mí me dicen castrochavista y mamerta, pero eso demuestra que di las herramientas para que la ciudadanía supiera qué hacer con los gobernantes que no cumplen la ley.
¿Justifica lo que sucedió en Chía?
No. No está bien que lo hagan los ciudadanos, porque ya se ha demostrado que por las vías legales se puede llevar a una primera instancia. Lo que sucede es que hay acciones y sentimientos encontrados cuando tienes todos los argumentos jurídicos y de derecho para defender tu posición de que el Gobierno no está cumpliendo y tienes un fallo en primera instancia que corrobora que tienes la razón, y aun así el Gobierno usa miles de herramientas para tratar de desestimar el peso legal de la sentencia.
¿Es cierto que en algún momento el caso se desapareció en el Consejo de Estado?
Yo entro todos los días a la página del Consejo de Estado a ver cómo va el caso, y todas las semanas el Gobierno envía memoriales argumentando con una infinidad de abogados que no te imaginas. La Ley dice que son diez días para proferir un fallo, pero desde noviembre del año pasado espero el fallo. En efecto suspensivo, no sé cuánto tiempo me van a tener ahí. Es cierto que el fallo se había desaparecido, el Tribunal del Departamento del Atlántico lo envío al Consejo de Estado en noviembre y no lo encontraban. Un día entré, busqué por mi nombre y no aparecía el caso. Mandé un correo electrónico preguntando qué había pasado, contestaron que no tenían ni idea, que hasta ahora se enteraban del tal túnel. Respuesta ridícula, porque el tema fue tendencia nacional por varios días, el país entero habló de eso. Ese día yo conté en redes sociales lo que había sucedido y a las 3 de la mañana el Consejo de Estado me envió el expediente. Pero lo acababan de subir a la plataforma, casi dos meses después de la impugnación. Ahora hay que esperar a que los magistrados determinen lo que sucedió. Es un único caso donde hay abogados de presidencia y vicepresidencia, del ministerio del Transporte y de la Gobernación del Tolima, contra una estudiante de Derecho recién egresada.
¿Por qué el decreto puede causar confusión en la parte que dice que las obras pueden llevar el nombre de personas vivas?
El decreto tiene dos partes: una dice que se prohíbe destinar el nombre de personas vivas a las obras, y otra parte dice que se prohíbe la erección de placas y monumentos destinada a recordar los nombres de funcionarios en obras. La primera parte, que es la de los nombres, tiene una excepción que dice que cuando las personas están vivas si se puede poner el nombre, pero la excepción se refiere a los nombres de la obras como el viaducto de Pereira que se llama César Gaviria Trujillo y esta obra no se llama el túnel de la Línea Iván Duque Márquez, por eso esto al final se convierte en un tema de ego.
¿Cómo terminó una barranquillera de 23 años recién egresada, metida en este embrollo?
Meses antes yo había visto una controversia por unas placas que pusieron con el nombre de la ministra TIC Karen Abudinen en un colegio. Empecé a revisar y encontré una norma que prohibía eso. Luego entré a trabajar al Instituto de Pensamiento Liberal, ahí conocí la noticia del Túnel de La Línea y hablé con mi jefe, Héctor Riveros. Él me dijo que eso estaba incumpliendo una norma. Encontré el decreto y nos dimos cuenta que se podía tumbar con una acción de incumplimiento. Yo la elaboré, la presenté, y el resultado todos lo conocemos. Acá en Barranquilla también hay un montón de placas, pero si lo hubiera hecho acá no habría tenido el mismo precedente para los colombianos.
¿En cuánto tiempo tendrá una respuesta del Consejo de Estado?
Se supone que eran 10 días desde el primero de diciembre y ya estamos en marzo, yo creo que tarda bastante, el Consejo de Estado dirá que es un caso menor, pero yo no creo que sea de menor importancia. El fallo debe indicar que el Gobierno tiene que cumplir la norma, el presidente como autoridad. Aunque lo haya puesto un privado, tiene que responder y tiene que velar por el cumplimiento de las normas. Los procesos y los contratistas estaban a cargo del Estado. Entonces, el Estado no puede permitir que se incumplan las normas.
¿El presidente Duque pudo haber cumplido la primera instancia sin necesidad de alargar esto con abogados y que llegara al Consejo de Estado?
El presidente debió hacerlo desde el momento que recibió la sentencia. Pero el Gobierno tiene un ego tan grande que quieren ganarme a como dé lugar. Por eso tienen a diez abogados contra mí.
¿Ha recibido mensajes intimidantes de algún tipo?
Recibo mensajes por redes sociales bastante amenazantes, pero creo que forma parte del ejercicio político. Los ciudadanos tenemos que perderle el miedo a participar. Si no lo hacemos, terminan haciéndolo los mismos de siempre: los hijos de políticos, las personas con dinero. Y terminamos dejando nuestro futuro en manos de los mismos.
¿Piensa lanzarse a algún cargo político?
Por ahora, primero graduarme y hacer una maestría antes de lanzarme a algún puesto político. En Barranquilla es difícil porque los Char tienen todo el escenario político copado. Pero yo tengo la ilusión de que los barranquilleros vayan despertando un poquito.
La impresión que a nivel popular se tiene del clan Char es que han hecho una muy buena labor por Barranquilla ¿Cuál es el aspecto negativo de sus mandatos?
Los Char en Barranquilla es como cuando uno tiene una casa muy bonita, llega una visita y dice «qué bonita tú casa». Pero la cocina está en obra negra, y si va al baño no tiene alcantarillado. Barranquilla es muy chévere hacia el norte de la ciudad, donde están las calles muy bien pavimentadas y el comercio bien organizado. Pero si vamos al sur de la ciudad es un tema diferente. La última encuesta del Dane mostró que el 45 por ciento de las familias de Barranquilla comen nada más dos veces al día. No es solo el progreso entendido como cemento y obras, se trata de que las personas tengan sus propias oportunidades para desarrollarse económica y socialmente. Como los Char son junioristas dicen voten por mí para traer un refuerzo de no sé cuántos millones para el equipo. Los Char han querido cambiar la historia de la ciudad para ellos, los escenarios deportivos que se construyeron para los Juegos Centroamericanos y del Caribe y el Estadio Metropolitano tienen los colores de Supertiendas Olímpica, blanco y rojo. Y nuestros símbolos que eran los colores de la bandera de Barranquilla, desaparecieron. Levantaron una estatua de Julio Comesaña, ¡me parece increíble que esa sea la principal atracción turística de la ciudad! En el Museo de Arte Moderno del Atlántico se gastaron un montón de plata y ahora es un elefante blanco, porque se inundó y hay hasta escarabajos ahí. El Teatro Amira de la Rosa está totalmente perdido, es el único teatro público de Barranquilla. Todos los patrimonios de la ciudad los quieren destruir, el edificio de Bellas Artes en la Universidad del Atlántico no tiene ni siquiera techo. Un chico hizo una huelga de hambre durante ocho días y nadie del Gobierno local fue nunca a ver cómo estaba.
¿Lo que usted dice es que los Char gobiernan solo para una parte de la ciudad?
Yo creo que con el tema del Junior a todos los compran bastante bien, eso de que gane Junior a muchas familias les parece superchévere. Gobiernan así: llegan los Char con la gorrita, abrazan a la gente y así la convencen. El Junior es la tercera comida que no tienen. Y para los estratos altos si hacen inversión en diferentes partes.