Por GERARDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Un grupo de poderosos
comerciantes de basuras,
hicieron sus travesuras
con procederes mañosos.
Actuaron muy tendenciosos,
patrocinando indecencias.
Para guardar apariencias
buscaron a un exfiscal,
y a un rector muy tal por cual
para el tráfico de influencias.
De importantes la manada
urdieron astuta trama,
para presionar la dama:
una Fiscal delegada.
Pero, tremenda embarrada;
de mala intriga en la orilla,
aunque hicieron la gavilla
para escaparse de líos,
se desbordaron los Ríos
y apagaron la Velilla.
La Fiscal puso la raya
de rectitud y decoro;
de intrigantes quedó el coro
murmurando su ‘malhaya’.
Como en escopeta paya
el tiro quedó en atasco,
y el rector en el peñasco,
para caer al abismo.
Mientras en la Sergio, el sismo
se resume en un ¡“qué asco!”
Ante la tal negativa
ensayaron el traslado,
y Barbosita endiosado
aceptó su rogativa.
Funcionaria a la deriva
buscó a sus males remedios,
confrontando los asedios
y refutando argumentos,
en medio de los lamentos
del escándalo en los medios.
Así pasó la semana,
entre intrigas, grabaciones
y excusas de los bribones
con la justicia de ruana.
Pus de la cúpula emana,
con escritorio enlodado;
Huele mal por todo lado,
y el jefe de la entidad,
para decir la verdad,
no es Fiscal sino imputado.
En la era de Noguera
Si quitan ene a Noguera
nos queda “oguera” sin hache;
en ortografía un descache,
y en academia un cualquiera.
Para probar que no era
la Ge le sobra al señor
y al apellido rector
le queda grande la U;
Mejor que entre Belcebú
y se cargue al malhechor.
* Imagen de portada, tomada de Kienyke