“Transporte público gratuito, sí se puede”: Jaime Calderón

Por JORGE GÓMEZ PINILLA

«Yo no tendría inconveniente en trasladarme desde mi casa hasta la alcaldía en bus». JC

En entrevista con El Unicornio el candidato del Pacto Histórico, Jaime Calderón, habla de la posibilidad de hacer viable la propuesta del presidente Petro sobre un transporte público gratuito, y a la vez se refiere al lugar que hoy ocupa en las encuestas: «Si yo encuesto en diferentes barrios, pero a la salida de las iglesias cristianas, la encuesta es real pero los resultados pudieron haber sido manipulados».

¿Por qué uno de los mejores profesionales de la medicina de Colombia, cardiólogo para más señas, decide meterse en un terreno tan riesgoso como la política? ¿No teme que le dé un infarto?

No, hubo dos razones poderosas para esto: la primera, advertí que el gobierno del Cambio recibe muchos ataques, y me pareció importante tratar de ayudar a impedir el deterioro del cambio. Segundo, había tomado la decisión de jubilarme como cirujano cardiovascular y quise responderme la pregunta ¿cómo seguir siendo útil? Y la respuesta que encontré fue participando en política.

Usted es candidato del Pacto Histórico, y en la pasada elección se percibió que en Santander Petro tuvo una acogida bastante menor que su contrincante, Rodolfo Hernández. ¿Esto no le preocupa?

El Pacto Histórico integra a siete partidos y yo tengo el aval de Todos somos Colombia, que lidera la senadora Clara López. Gustavo Petro en la segunda vuelta obtuvo 86.000 votos. Es una votación importante que, si bien no representa exclusivamente al Pacto Histórico, sí demuestra que Petro tiene votos de opinión a su favor. O sea que, si el elector que votó por Petro vota a su vez por Jaime Calderón, hace no solo viable sino inderrotable mi candidatura.

¿Cuál es la propuesta más atractiva que hay en su programa de Gobierno?

En Bucaramanga hay una destrucción absoluta del tejido social y se necesita crear una cultura del cuidado. Es la misma propuesta que enarbola el presidente Petro y con el mismo nombre. La cultura del cuidado se hace realidad transformando el comportamiento ciudadano. Esto es transversal a los problemas de movilidad, de seguridad, de ingreso para los ciudadanos. Desde una visión petrista sabemos que el Plan de Ordenamiento Territorial debe darse alrededor del agua y el aire, si se quiere hablar de cuidar el medio ambiente, que para el caso del área metropolitana es tremendamente vulnerable. Hay un problema grave que se ha descuidado en los últimos 20 años, y es la erosión de la meseta.

Veo que le da gran prioridad al cuidado del medio ambiente, pero hay un tema que sigue sin solución: el botadero del Carrasco, que según decisiones judiciales debe cerrarse y la ciudad debe buscar otro lugar para verter sus residuos sólidos. ¿Cómo resolvería usted eso?

De unos 10 o 12 años para acá el tratamiento que se le da al Carrasco no es el de un simple botadero de basuras. Esto brinda tranquilidad, pero en muy corto plazo. Lo que no se debe dilatar es la toma de una decisión sobre el compostaje de las basuras. Hoy se puede, de manera no muy costosa, darle un manejo responsable desde el comportamiento ciudadano: que la gente acepte reciclar en casa, separando los residuos orgánicos de los reutilizables. Esto no solo es muy barato, sino que puede generarles ingresos. Hay mil posibilidades tecnológicas, pero ninguna es suficiente si no se trabaja en el cambio de comportamiento, con el reciclaje en casa. Y además se deben modificar esos contratos que pagan por peso, por tonelada transportada y desechada. Si hay reciclaje desde el hogar, las empresas transportadoras pueden llevar las basuras directamente a los sitios donde las convierten en compostaje o en un reciclaje que produce riqueza.

Usted que es médico, ¿qué tiene para proponer en el tema de la salud?

Hoy el sistema de salud no es para prevenir enfermedades, sino para atender a los enfermos. Lo preventivo es la cenicienta del sistema. Yo participé en la construcción de la ley estatutaria que llevó a entender la salud no como un servicio, sino como un derecho fundamental. Eso está en el papel, pero en Bucaramanga el 60 por ciento de la población no tiene acceso porque las EPS no les pagan a los entes prestadores, o sea a los hospitales y las clínicas, y generan una serie de marañas administrativas que hace que 2 de cada 3 bumangueses no tengan un acceso real a la salud. Ese 60 por ciento tiene unas condiciones de ingresos muy precarias, donde el solo desplazamiento para que los atiendan les genera unos gastos onerosos. La atención a la salud se vuelve entonces ineficaz, no es real. Por eso se requiere hacer realidad una verdadera atención de los enfermos, como la que ha venido proponiendo el Gobierno, relacionada entre otras cosas con la masificación de centros de salud. Hoy está el derecho, pero no existe el acceso real.

Hoy las encuestas muestran punteando a un candidato que es pastor religioso y se presenta como el Bukele colombiano. Usted cómo analiza este fenómeno. Además, ¿les cree a esas encuestas?

Las encuestas responden a unos intereses económicos y políticos. Uno no puede pelear con ellas porque el efecto que producen es real. La gente les cree, los periodistas les creen, los empresarios que apoyan con plata a los candidatos les creen. Y no es que las encuestas sean falsas, sino que se pueden diseñar al gusto del encuestador. Si yo encuesto en diferentes barrios, pero a la salida de las iglesias cristianas, la encuesta es real pero los resultados pudieron haber sido manipulados. Lo de presentarse ese señor como el Buleke colombiano responde a una táctica engañosa: Bukele es presidente de una nación, mientras que las competencias de un alcalde son más reducidas. Ni siquiera cuenta con un órgano legislativo, pues el concejo municipal no lo es. Yo no podría entonces, para competirle, decir que voy a ser el Joe Biden colombiano. Y si la pregunta es qué opino de Bukele, le respondo que está por completo equivocado. Hemos sido capaces de sacrificar la privacidad por la seguridad, y por eso las cámaras nos siguen a todas partes. Pero si estamos dispuestos a perder las garantías ciudadanas a favor de una represión indiscriminada de la criminalidad, el remedio termina siendo peor que la enfermedad.

¿Qué le dice usted al elector para convencerlo de que hay que votar por usted y no por otro?

Deben votar por mí porque hay un proceso de paz con reconciliación, y esa paz surge de generar un cambio con énfasis en lo social: hambre cero, economía popular, defensa del medio ambiente. Y hacia el futuro, la sociedad del conocimiento apoyando a la educación como un recurso para la generación de ingresos de los mismos estudiantes. Es lo que propone el gobierno y, al tener Jaime Calderón grandes coincidencias con esas propuestas, existe la posibilidad de hacer una gestión efectiva en la ejecución de proyectos como la Plata de Tratamiento de Residuos (PTAR), el transporte público masivo, la matrícula cero para estudiantes de estratos 1, 2 y 3, o la defensa del páramo de Santurbán.

¿Y sí se cuenta con recursos para todo eso que usted propone?

La verdad, hay que decirle al bumangués que la ciudad está quebrada y existe un riesgo grandísimo de perder su capacidad de endeudamiento. Si se liquida bien el sistema de Metrolínea, pagaríamos 12.000 millones de pesos. Pero si se liquida mal, habrá un gran lío jurídico, con el riesgo de tener que pagar 600 mil millones de pesos: son las deudas del sistema, no del agente gestor de Metrolínea.

Ya que habla de Metrolínea, el presidente Petro habla de la posibilidad de un transporte público gratuito, que se pague con el recibo de la luz y que los ricos contribuyan a subsidiar el transporte de los pobres. ¿Eso lo ve posible?

«No solo es una propuesta viable, sino brillante. Es algo que se debe implementar en Bucaramanga, ajustando ciertos detalles, pero es por completo aplicable».

Hagamos claridad: ¿cómo hacerlo viable? Porque se podría pensar que es una propuesta populista…

No es para nada populista, sí se puede: se trata de hacer el prepago del transporte público de una manera equitativa y solidaria, como se hace con los servicios públicos. El transporte es otro servicio público esencial, como el agua, como la luz, como el gas. La idea es que los estratos 4, 5 y 6 subsidiemos a los estratos 1, 2 y 3, y así todos tengamos acceso al transporte público. Si nos estamos quejando del precio de la gasolina, qué bueno poder montarnos en un transporte público eficiente.

¿Y cómo se consigue ese transporte público eficiente?

¡Pues aportando, hombre! Nada más solidario que tengamos ese derecho fundamental al transporte en cualquier bus donde nos montemos, simplemente con una tarjeta, no con dinero en metálico. Una simple tarjeta nos brinda el derecho de pasear por toda la ciudad, de una manera prepaga.

¿Ese transporte público prepagado contribuiría a desincentivar el uso del carro particular?

¡Por supuesto! Y favorece la movilidad, y contribuye al medioambiente porque mejora la calidad del oxígeno, del aire que respiramos. Es una propuesta integradora, brillante, ecológica, que ahorra energía y crea comunidad: cuando uno va en transporte público interactúa con otras personas. Es frecuente ver que los alcaldes de las grandes ciudades, como Barcelona, Nueva York, París o Londres se los encuentra uno en el metro.

¿O sea que lo veríamos a usted como alcalde de Bucaramanga montando en bus?

Yo no tendría ningún inconveniente en trasladarme desde mi casa entrando a un bus alimentador en Lagos del Cacique, donde vivo, hasta una troncal para llegar a la alcaldía. Y ojalá bajarme en la 15 y bajar por la 35 caminando hasta la sede de gobierno. Haría ejercicio, conversaría con los demás pasajeros, recibiría quejas de los inconformes. Es que esa cultura traqueta de las camionetas blindadas para los funcionarios públicos hay que acabarla.

@jaimecalde50

Sobre el autor o autora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial