Una economía que crece de manera desigual

Por HUMBERTO TOBÓN*

La economía colombiana tendrá un crecimiento cercano al 9,5% en 2021, han dicho el presidente Duque, la OCDE, los centros de investigación y los analistas financieros.

En el último año, de acuerdo con el Indicador de Seguimiento a la Economía que elabora el DANE, con cierre al mes de octubre de 2021, el crecimiento de la economía era de 9,3%, basado principalmente en las actividades terciarias, que aportaron a la variación positiva ocho puntos porcentuales. Esto quiere decir que hubo un alto nivel de gasto de los hogares y una activación del comercio, el transporte y el almacenamiento, el alojamiento y los servicios de comida; así como una gran participación de los gastos de la administración pública en temas de educación, salud humana y defensa nacional.

Las actividades secundarias, aquellas relacionadas con las Industrias manufactureras y la construcción, apenas sí aportaron 1.1 puntos porcentuales al crecimiento económico. Mientras que las actividades primarias, o sea, las relacionadas con los sectores agrícolas y pecuarios evidenciaron una contribución de 0,2 puntos porcentuales.

En medio de esta noticia, que pone a Colombia como el tercer país con mayor nivel de crecimiento en Latinoamérica después de Chile y República Dominicana, aparece el fenómeno del desempleo, que fue de 12,3% en las 13 principales ciudades en octubre. Las lentas tasas de recuperación del desempleo demuestran que no existe una relación directa de este indicador con el comportamiento de la economía nacional.

A esto se suma una inflación anual con cierre a noviembre de 2021 de 5,26%, que superó todas las expectativas que se tenían en el mundo económico colombiano, empujada esencialmente por el precio de los alimentos, que aumentó en conjunto el 14,85%.

La alegría por los resultados de 2021, tendrá un aterrizaje forzoso en 2022, dado que las proyecciones indican que el crecimiento de la economía colombiana estará cerca de 5,5%, o sea, una caída interanual del 43%, la que seguirá imparable para 2023, cuando la OCDE considera que el crecimiento nacional será de 3,1%.

Como se nota, no son halagüeñas las noticias. El nivel de crecimiento futuro de la economía será insuficiente para enfrentar problemas estructurales como el desempleo, que no tendrá, evidentemente, espacio suficiente para recuperarse. Lo mismo sucederá con el índice de pobreza monetaria, que sigue manteniendo por lo menos 21 millones de personas atrapadas en sus fauces. La crisis mundial de insumos y materias primas, golpeará varios sectores productivos, especialmente en el agro y la industria, que dependen de las importaciones y que están sin inventarios. Se añaden las expectativas por las jornadas electorales de Congreso y Presidente de la República, que tradicionalmente incitan a una disminución de las actividades económicas.

Crecer la economía debe ser un propósito nacional. Pero dicho crecimiento no puede seguir siendo la causa de más desigualdades sociales y de ampliaciones de brechas económicas.

@humbertotobon

*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy Subgerente de Planeación Regional.

Sobre el autor o autora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial