Por FELIPE A. PRIAST
El Servicio Secreto Americano, la organización encargada de la seguridad de los presidentes de los Estados Unidos, ya ha desplegado un esquema aéreo de seguridad sobre la residencia de Joe Biden, lo que indica que, irreversiblemente, las cuentas ya no le dan a Trump y que Biden será el próximo presidente americano. Ese despliegue solo se le brinda a presidentes electos. No fue fácil, lo admito, el gorila anaranjado dio pelea y sus seguidores se movilizaron, pero al final esta va a ser una victoria relativamente holgada para Biden de 306 contra 232.
Con esto se acaba uno de los periodos más oscuros en la historia de los Estados Unidos y el planeta, pues el odio y el rechazo hacia Trump en casi todo el mundo fue casi universal. En la historia siempre han existido fuerzas oscuras, pero nadie pensó que, 75 años después de la cúspide del poder del Nazismo y de la matanza de la Segunda Guerra Mundial, y casi 60 años desde la lucha por los Derechos Civiles, nosotros estaríamos metidos en una nueva lucha racial contra un régimen de tendencias autocráticas, bien entrados en el siglo XXI. Con la elección de Biden como próximo presidente de los Estados Unidos respira el planeta.
Ya Biden anunció que, en el primer día de su gobierno, regresa al Acuerdo de Paris, y que va poner mucho énfasis en la cuestión medioambiental, limitando el fracking y los combustibles fósiles. Con la elección de Biden gana el planeta y todas las naciones democráticas y civilizadas que en él habitan, pero también hay quienes pierden con esta elección presidencial. El principal perdedor es Trump, quien ahora va a quedar a merced de la justicia, que le va caer como golero en diferentes frentes para que responda por un montón de cosas. El NY Times ha estado publicando una serie de artículos exponiendo el nepotismo con el que Trump ha usado la presidencia para favorecer a empresas y amigos, a cambio de ventajas económicas o de negocios.
De forma consistente Trump ha utilizado al Departamento de Justicia en la forma de una especie de “Cartel de la Justicia” donde se mataban investigaciones o se dormían otras a cambio de beneficios para la Organización Trump. Uno de estos casos es el del banco turco Halkbank, propiedad del gobierno de Turquía y envuelto en violaciones de los embargos que existen sobre Irán, a quien el DOJ le mató una investigación al mejor estilo de Néstor Humberto Martínez o Francisco Barbosa. Otro perdedor va a ser Putin, a quien le van a apretar las clavijas por todo el daño que le ha hecho a la democracia americana.
Eso para no hablar de su perversa tendencia a desaparecer opositores con venenos invisibles. Pero los que van a sentir más fuerte la pesada bota de la justicia americana va a ser el Uribismo, empezando por Uribe mismo. Ya se ha creado el consenso general en el primer mundo de que hay que salir de Uribe lo más pronto posible y, ahora, con Biden en la presidencia, ese consenso se va a materializar. Hay que salir de Uribe, y creo que sus horas como personaje influyente en la política colombiana están contadas.
El ala progresista del Partido Demócrata lo tiene entre ojos hace rato, y con el manifiesto apoyo de Uribe y Duque a Trump, ellos solitos se pusieron la soga al cuello. Van a pagar, por eso y por muchas otras cosas incluyendo todas las masacres acaecidas en estos últimos dos años. Los próximos movimientos del Uribismo son predecibles. Se van a poner en popa para que Biden haga con ellos lo que quiera con tal de salvarse, pero ya no les va a alcanzar. Uribe está sentenciado y a Duque lo va a esperar “algo” en la justicia americana cuando acabe su periodo presidencial. Sin “Papá Trump” que los ayude, al régimen uribista le esperan 21 meses largos en donde van a comer mucha mierda.
Eso no quiere decir que el Uribismo va a cambiar. Ellos van a seguir con su hijoputez para todo porque la lucha que libran en Colombia es una lucha por la supervivencia de la “gente bien”, una lucha por mantenerse arriba y en control del país, y esa lucha no es una lucha cualquiera, es una lucha existencial. La gente bien, con tal de mantenerse al comando del país, es capaz de vender al país por migajas, o de putearlo, como ya lo ha venido haciendo Duque.
Colombia, en estos momentos, es la PUTA DE ESTADOS UNIDOS, al punto de servir de laboratorio de todas las tácticas anti-democráticas que Trump ha estado “flotando” en Estados Unidos hasta ahora. Si ustedes notan un parecido entre Trump y el Uribismo no están equivocados ni se trata de una coincidencia. Es así porque la derecha americana, encabezada por el Grupo Fox, ha estado probando mierdas en Colombia para observar cómo la población reacciona y para ver si se pueden implementar en Estados Unidos.
La desinformación de los medios, la parcialización de la Fiscalía y su utilización como una policía política; el intento de reducir las cortes, de favorecer a los ricos y darle palo a los “oscuros”, son varios de los asuntos que se han estado probando en Colombia, por una simple razón: ambos países enfrentan una situación similar. Colombia quiere detener el avance del progresismo, un progresismo conformado por gente de estrato bajo y colores de piel oscuro. Y la derecha americana, a su vez, quiere detener el avance de la izquierda liberal multiracial que amenaza al establecimiento WASP que controla al país.
Por eso Uribe prestó al país para que funcionara de laboratorio gringo, una vez la lucha de ambas derechas es la misma: que los blancos de bien sigan arriba, y los oscuros “castrochavista” sigan abajo. En eso se resume todo. Yo, por mi parte, pienso enviarle al nuevo gobierno de Biden un estudio histórico comparativo en donde demuestro el carácter fascista del Uribismo, y lo voy a hacer a través de mi fundación, la “Omnia Mundi Foundation”.
El objetivo es ayudar a procesar a Uribe por crímenes de lesa humanidad, de ser posible, en una corte federal, aquí, en los Estados Unidos; y como segundo objetivo, estigmatizar al Uribismo como un movimiento fascista de genocidas para así cerrarle las puertas en Estados Unidos a sus miembros más relevantes. Algo similar vamos a buscar en Europa. Hay que exponer al Uribismo como un movimiento fascista y criminal, y cerrarle todas las puertas de las naciones civilizadas. Hay luz al final del túnel, no bajen los brazos.
Comienza una nueva era global en donde el fascismo va a ser borrado, al menos por un buen tiempo (el fascismo no es un movimiento, es un instinto de carácter subconsciente). Eso quiere decir, por supuesto, que el Uribismo será borrado.
God Bless the United States of America !!
Felipe A. Priast