Por PAME ROSALES
Yo veo esta foto y de inmediato se me viene a la cabeza pensar que este tipo, aunque siga impune ante la justicia colombiana y ante la Corte Penal Internacional (CPI), ya tiene un castigo peor, que además se lo ha impuesto él mismo. El castigo de ser quien es.
¿Se imaginan ustedes llegar a los 70 años y tener que andar en ese plan, patoneando por las calles de su dilecta Montería o de cualquier otra ciudad o pueblo como mensajero de droguería repartiendo papelitos y huevonadas por ahí en vez de permanecer tranquilo en casa, disfrutando de la pensión, de su familia, de los pasatiempos, de la música o la literatura?
Uribe “no se halla”, como reza la expresión popular. Es una persona atormentada, acosada por sus propios fantasmas, que no está a gusto consigo mismo y necesita ocuparse en cualquier actividad que lo distraiga, que le ayude a olvidar lo que nadie mejor que él sabe que es, que le ayude a evitar cualquier encuentro frontal con el espejo de su alma.