Comenzaré por decir -con conocimiento de causa- que el revuelo provocado por un trino que publiqué en mi cuenta de Twitter al mediodía de este sábado 17 de junio, donde hablé del inminente retiro de Vicky Dávila de la dirección de Semana, produjo tal conmoción mediática que habría obligado a los dueños de esa revista a reversar o aplazar la decisión.
Para sustentar esta afirmación me baso en lo siguiente: una fuente de la entraña de ese medio, alguien que trabajó ahí y ahora reside en Estados Unidos, en la mañana del jueves 15 de junio me dijo, palabras más palabras menos: “Vicky Dávila sale de Semana, la decisión está tomada. A los dueños no les ha gustado lo que pasó con la información sobre los 3.000 millones que supuestamente eran de Petro, porque no han podido probar la certeza de tan grave acusación. Entre el equipo de redacción de la revista hay malestar, no les gusta lo que está pasando”.
Esa comunicación la tuve el jueves, pero preferí no publicar nada, porque solo tenía como sustento esa fuente. Pasó el viernes y en horas de la mañana del sábado se me ocurrió consultar la cuenta de Twitter de Vicky Dávila y observé algo sin duda llamativo: precisamente desde el jueves 15 que recibí esa información, ella no había emitido un solo trino.
Sumado a lo anterior, la carátula que sacó Semana ese día no abordó -como era de esperarse- el seguimiento a la denuncia sobre el fabuloso botín que supuestamente le pertenecía al presidente Petro y no a su jefa de Gabinete, Laura Sarabia, sino que acudió a un tema farandulero: “Los secretos de James”, el futbolista de la selección Colombia. Circulaban además rumores, respecto a que el presidente Petro se habría reunido en Europa con Gabriel Gilinski durante su visita a Alemania. Según Pluralidad Z, “no se sabe si llegaron a un acuerdo de prensa autocrítica, pero se rumorea que pidieron la cabeza de Dávila como muestra de buena fe”.
A esto último no le paré bolas porque se trataba de eso, de rumores. Así que me limité a lo que le escuché a mi fuente, que desde Nueva York pidió reserva de su identidad, y publiqué este trino: COMILLAS “Una fuente digna de todo crédito me dice desde USA que Vicky Dávila «va pa’ afuera» de Revista Semana. Me extraña, porque ella misma me lo habría contado (lo dije con irónía) pero sí llama la atención que desde el jueves pasado está callada: no ha botado un solo trino”.
Solo eso publiqué, no una columna ni un video sino un inocente trino de Twitter al mediodía del sábado, contando lo que me habían contado. Y yo fui el primer sorprendido cuando en el curso de esa tarde fui testigo atónito, súpito, del inmenso revuelo que se armó, a tal punto que mi colega Gonzalo Guillén corrió a preguntarle al propietario de la revista, y a continuación produjo este trino: “Consulté a Gabriel Guilinski (sic), dueño de revista Semana y me acaba de responder esto: No es verdad que el presidente Petro haya pedido la salida de Vicky Dávila ni que Vicky Dávila haya sido despedida”. (Ver trino).
Aquí entre nos, no veo al presidente Petro pidiendo o presionando la salida de ningún periodista, pero tengo fundadas razones para pensar, como dije arriba, que el despelote que armó ese trino -donde debe quedar claro que no acusé a nadie de nada- hizo que los directivos de esa revista hubieran preferido reversar o aplazar la decisión. ¿O qué esperaba acaso Guillén, que Gilinski le respondiera ipso facto “sí, claro, Gonzalo, hemos despedido a Vicky Dávila”?
Por supuesto que no, porque lo que debía ocurrir era su retiro discreto, quizá mediante una renuncia escrita donde anunciaba que estaba cansada de tanto matoneo o que pensaba dedicarse a otros proyectos. En esto coincide la fuente que aquí cito de nuevo, a quien le compartí el trino de Gonzalo Guillén y me respondió en cinco breves palabras: “esperemos unos días y verá”.
Llegados a este punto es cuando pregunto, señoras y señores, qué es más grave: ¿que la mismísima directora de una publicación que anda enceguecida persiguiendo a Petro haya formulado en sus páginas la gravísima acusación según la cual el presidente de la República era el dueño de cinco maletas con 3.000 millones de pesos que él le habría dado a guardar a Laura Sarabia, o que el suscrito trinador haya contado de refilón que una persona antes vinculada a Semana le contó que era inminente la salida de la autora de semejante infundio?
Tal vez mi error estuvo en apresurarme a contar lo que sabía, pero peor error habría sido si me quedo callado y luego se conoce la noticia de la salida de doña Vicky, en cuyo caso yo me habría dicho a mí mismo: ¡mi mismo gran pendejo, ¿por qué teniendo semejante chiva se quedó callado?! Así que preferí contarlo. Pero lo que ni yo ni ningún mago Merlín podían prever era que por algo tan nimio se armara semejante revuelo, batahola o tsunami de versiones encontradas, y en medio del tremendo despelote Gabriel Gilinski hubiera preferido curarse en salud y contestarle a Guillén como lo hizo.
Ante esto solo puedo responder, parodiando la respuesta que me dio la fuente reservada, que sigo considerando de altísima credibilidad, porque no es ningún pintado en la pared: “Esperemos unos días, quizá semanas, a ver qué pasa…”.
Y no sobra agregar que María Jimena Duzán me concedió la razón con su columna de este domingo en la revista Cambio, cuando afirma que COMILLAS “Semana hizo supuestas revelaciones que enlodan al presidente Petro, basadas en una fuente anónima, de segunda mano. Se trata de un testimonio pegado con babas, que no fue contrastado ni corroborado. A Gabriel Gilinski se le está saliendo esa revista de las manos». (Ver columna).
Por cierto, si ustedes se fijan, desde el jueves pasado y hasta el cierre de esta columna, hoy domingo 18 de junio, doña Vicky sigue sin publicar un solo trino en su cuenta de Twitter. ¿No les parece extraño…?